Cristian Pache, ex jugador de cuadro brilla en las praderas del Coliseo de Oakland. (Foto: cortesía de los Atléticos). |
Chad Pinder, bautizado “TodoTerreno” por su capacidad para defender varias posiciones, no necesita pensar mucho para definir cuál es el mejor jardinero que ha visto en todos sus años con los Atléticos de Oakland.
“He jugado con muy bienos jardineros centrales, como Ramón [el dominicano Laureano], Rajai Davis, con Coco [Crisp] no llegué a jugar en el outfield, pero era fantástico verlo”, describió Pinder a una pregunta de Béisbol Por Gotas. “En cuanto a compartir los bosques, Cristian Pache es el mejor con el que he jugado, izquierdo, central o derecho”.
Ganarse el respeto de un compañero para que emita esa opinión, en el primer mes con el uniforme de Oakland ya es de por sí un canto a la calidad con el guante de este joven de la Tierra del Merengue.
“Vale fijarse en la forma como él lee la trayectoria del batazo desde cuando sale del bate y la manera como llega a los sitios [lejanos] para capturarla”, prosigue Pinder, que está en las Grandes Ligas con los A’s desde 2016. “El terreno que Cristian cubre hace que todo sea mucho más fácil para míy para todo jardinero que lo rodee, especialmente cuando se usan las tarjetas de posicionamiento defensivo.
“Es increíble, un fenómeno de la naturaleza”, insiste Pinder.
Apunten a Mark Kotsay, que a su vez era un excelente jardinero en la mayor parte de sus 17 temporadas como pelotero, como uno de los principales admiradores de Pache.
“Hace algo impactante cada día en el outfield”, expresa el dirigente de los Atléticos. “Es entretenido verlo. Defensivamente, es capaz de cambiar el curso de los juegos”.
Y pensar que de no ser por una conversación con un entrenador, a lo mejor nunca los mortales hubiéramos podido saber de la habilidad para jugar en el jardín central de este joven de apenas 23 años de edad.
“Me encariñé con el jardín central cuando tenía 13 años de edad”, rememora Pache, que usa el número 20 que en sus sus días con los Atléticos desde mediados de los ’77 a comienzos de los 80 vistiera el estelar jardinero venezolano Antonio Armas. “Yo jugaba en el shortstop y la tercera base. Un día estaba haciendo shagging [persiguiendo batazos] en una práctica y me vieron. Hablé con mi entrenador, le dije que me gustaba más fildear [en el outfield] y me cambiaron de posición”.
Para entonces ya lo habían visto y probado varias organizaciones de Grandes Ligas, entre ellas los Rangers de Texas, como jugador de cuadro.
Gracias a Dios se produjo ese cambio defensivo, dirán quizás algunos de los cuales lo aplauden con entusiasmo bárbaro al verlo recorrer grandes cantidades de verde pradera para fildear batazos que parecían encontrar terreno de nadie.
Fildear en el Coliseo de Oakland no es ninguna perita en dulce, especialmente en juegos de día, cuando la bola se le puede perder en el astro rey al más experimentado de los patrulleros.
“Es bastante amplio, pero lo que le gusta a los jardineros centrales es correr y poder capturar la pelota”, describe Pache, “Yo me siento en confianza, cómodo de poder desarrollar mis piernas, mientras voy aprendiendo el estadio cada dia más”.
Con un pelotero de la talla defensiva de Pache, uno recuerda las palabras de aquel dirigente cubano de los Padres de San Diego, Preston Gómez, que decía que su maravilloso paracorto venezolano Enzo Hernández apenas necesitaba batear para ,200 para asegurar su puesto. En efecto, con promedio de por vida de .224, pero un guante mágico, Hernández fue el titular de los monjes de 1971 a 1977.
Por su parte, Pache no se pone presiones por el hecho de que su promedio de bateo era apenas .177 para el 6 de mayo, aunque se le ha visto conectar bien la bola aún en sus turnos infructuosos.
“Sigo enfocado, haciendo varios ajustes, eso [el promedio alto] va a llegar solo, uno no puede buscarlo, lo que uno puede hacer es enfocarse en tomar buenos turnos y hacer buenas decisiones en el plato, lo demás llega paso por paso”, analiza Pache, que cuenta entre sus consejeros al experimentado paracorto venezolano Elvis Andrus.
En cada partido, se nota desde las tribunas que esta promesa de los Atléticos da todo de su mismo en cada jugada, desde el primer out hast el out 27.
“Esta ha sido una experiencia muy buena, he tenido altas y bajas, pero uno no puede bajar la cabeza, tenemos que seguir enfocados dando lo mejor de nosotros.
“Estar en Grandes Ligas y establecerse es el sueño de cada pelotero, gracias a Dios que Oakland me está dando la oportunidad de poder desarrollar mi juego”, concluye la otrora promesa de los Bravos de Atlanta, llegado a los Atléticos el 14 marzo reciente en un canje de varios peloteros por el estelar primera base Matt Olson y que aspira a jugar en la pelota invernal dominicana si los A’s le dan permiso.
Hasta pronto y por favor nunca pierdan la esperanza.
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