Manolo Hernández Douen
A veces la fortaleza física
y mental pueden decaer al no producirse un bienestar inmediato.
La familia – su
esposa, Mirley de Álvarez y sus hijas Brianna y Kianna -, una fuerte
inspiración para Henderson Álvarez, en su camino a la pelota de los EEUU en
2019.
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Eso puede ocurrir con
un pelotero profesional, especialmente si
hay lesiones de por medio.
En el caso de Henderson Álvarez, la palabra rendirse
no existe en su vocabulario y es por eso que se mantiene en vigencia plena como
lanzador profesional.
De apenas 28 años de edad, el derecho venezolano
cierra un 2018 que ha sido su más sólido en cuanto a la combinación de
consistencia y salud desde 2014.
Y le espera el que pudiera ser un exitoso 2019 al
acudir al Campo de Entrenamientos de los Nacionales de Washington con la
esperanza de ganarse su retorno a la Gran Carpa.
“Voy a pelear por ese puesto, sé que tengo chance de
lograrlo”, declaró Álvarez, que luego de lanzar en la Liga Mexicana, que
disputó dos campeonatos en vez de uno, retornó a Venezuela para defender la
camiseta de los Navegantes del Magallanes, el equipo que seguía en su niñez.
La oportunidad con los Nacionales pudiera permitirle a
Álvarez trabajar una temporada completa con una organización de Grandes Ligas
por primera vez en un quinquenio.
El nativo de Valencia, al norcentro de Venezuela, se
lesionó del hombro derecho en 2015, trató infructuosamente de volver en 2016 a
las Grandes Ligas con los Atléticos de Oakland, retornó con renovados bríos en
2017 – trabajó con un equipo de una Liga Independiente, lanzó luego en las
menores y cerró la campaña en las Mayores con los Filis de Filadelfia – y se
fue a México para abrir en firme en 2018.
“En México pude demostrar de nuevo que mi brazo está
al 100%”, expresó Álvarez de su faena de 20 juegos – 19 aperturas – con los
Tigres de Quintana Roo, equipo con el cual tuvo registro de 6-1 y efectividad
de 2.61 en el primer campeonato y de 9-5 en total. “Esa Liga es bien fuerte.
Pude trabajar siete, ocho, nueve innings y tirar 90 ó más lanzamientos por
apertura de una manera consistente”.
Ganarse un puesto en la rotación de los Nacionales no
es una de las tareas más fáciles del planeta, pero con Álvarez pudiera ocurrir
lo mismo que pasó en 2018 con el también experimentado derecho Jeremy
Hellickson, que firmó un pacto de las ligas menores con Washington y a la
postre abrió 19 juegos con la novena dirigida por Dave Martínez.
Max Scherzer, sempiterno candidato al Premio Cy Young,
Stephen Strasburg y Tanner Roark encabezan la rotación del equipo de la capital
norteamericana, que pudiera recibir otro brazo sólido si Joe Ross vuelve a lo
grande en 2019 luego de que retornase a fines de 2018 de su Operación Tommy
John.
Los Nacionales canjearon al zurdo de ascendencia
cubana Gio González a los Cerveceros de Milwaukee a fines de 2018 y han
manifestado tener interés en Patrick Corbin, uno de los izquierdos de mayor
relevancia en el actual mercado de la libre agencia.
La curiosidad por Álvarez es consistente entre los
Nacionales, porque esa novena estuvo interesada en sus servicios por bastante
tiempo, pero no lo podía firmar hasta no subsanarse un conflicto entre la
pelota mexicana y las Grandes Ligas.
De ganarse el puesto en la rotación de los Nacionales,
Álvarez formará parte de uno de los equipos más fuertes en el reciente
quiquenio en la Liga Nacional y que trata de reverdecer laureles en 2019 luego
de quedarse fuera de la postemporada por primera vez desde 2017, cuando se
coronaron por segunda vez seguida el Este del Viejo Circuito.
Si no conquista ese puesto de inmediato, Álvarez será
un recurso de altos quilates en la AAA para los Nacionales, que usaron 12
lanzadores diferentes para abrir juegos en las Grandes Ligas en 2018.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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