Manolo Hernández Douen
No hay pociones secretas para incrementar el
rendimiento de un pelotero de Grandes Ligas.
Para lograr un progreso enorme de una temporada a otra
hay que pagar el precio.
![]() |
Gorkys Hernández, revelación de los Gigantes en 2018
por su enorme esfuerzo al prepararse entre temporadas. (Foto: Ⓒ2018 S.F. Giants).
“Lo primero es que Gorkys está saludable, a fines de
la temporada pasada se fracturó el hueso ganchoso”, comentó el instructor de
bateo de los Gigantes, Alonzo Powell, a una pregunta de Béisbol por Gotas. “Lo
más grande fue estabilizar la parte baja de su cuerpo.
“Necesitábamos asegurarnos de que su energía [al
batear] fuera hacia el centro y que usase sus manos”, analizó Powell, quien se
ganó un anillo de campeón de la Serie Mundial como instructor asistente de
bateo de los Astros de Houston. “Tiene buenas manos. Es un muchacho fuerte”.
El saldo ha sido evidente. Hernández, que nunca había
pegado más de ocho jonrones a ningún nivel de la pelota, llegó a 10 la noche
del 26 de junio. Ha mantenido la consistencia de su bateo y juego en general
para ser carta impactante de la novena de Bruce Bochy.
A Powell no le sorprende para nada lo logrado por
Hernández a sus 30 años de edad.
“No, no estoy realmente sorprendido”, aseguró Powell.
“Cuando tu juegas bien y recibes oportunidades, cualquier cosa puede ocurrir. Estos
[los de Grandes Ligas] son muy buenos peloteros. No soy yo, es el jugador. Los
buenos beisbolistas hacen quedar bien a los instructores.
“La clave más grande es cuadrar las caderas”, reveló
Powell. “Quieres que tu energía se dirija hacia el jardín central. Gorkys hace
un buen trabajo al mantener centradas sus caderas, le pega de lleno a la bola y
la misma salta prácticamente de su bate”.
Por su parte, el dirigente Bochy está bien contento
con el rendimiento del nativo de Güiria, pueblo del estado Sucre, al oriente
venezolano. Después de todo, le dio oportunidades en 2017, cuando muchos
expertos pedían su cabeza por bajo rendimiento al bate en la aurora de la
pasada temporada.
“Tiene poder, se nota en sus prácticas de bateo”, catalogó
Bochy de Hernández, cuyo brillo envió a la banca al otrora titular del bosque
central, Austin Jackson. “Ahora que juega a diario, no me sorprende que pegue
jonrones. Su confianza se ha multiplicado”.
El caso de Hernández ha sido una copia al carbón de lo
ocurrido en el 2010 con el boricua Andrés Torres, otro jardinero central que
aportó tanto que Bochy no titubeó en darle el puesto que le pertenecía al
estelar Aaron Rowand
“Creo que el trabajo que se hizo durante la temporada
muerta en el complejo de Arizona fue bastante comprometedor”, manifestó
Hernández al preguntársele por su progreso. “Entre Carl [Kochan, jefe de
fortaleza y acondicionamiento físico de los Gigantes] y yo, nos trazamos la meta
de hacer un trabajo con peso para tener más poder al darle a la bola.
“Se hizo [ese trabajo de preparación] desde que
terminó la temporada de 2017, hasta principios de febrero”, detalló Hernandez.
“En los Entrenamientos de Primavera se hizo algo más o menos parecido. Claro,
no era tan fuerte. En la temporada muerta uno puede descansar más, porque no
hay juegos. Y al comenzar la campaña hay que trabajar con un poco más de
cuidado para no cansarse y estar al 100 por ciento listo”
Aunque ya Hernandez ha superado su tope profesional de
vuelacercas en una temporada, que era de ocho en 2016 con los River Cats de
Sacramento en la AAA, su plan no era pegar cuadrangulares a granel.
“La idea no es dar jonrones, sino mantenerse sanos y
seguir adelante para ayudar al equipo lo más que se pueda para llegar a la
postemporada”, informó Hernández, cuya gran defensa en el jardín central es su
principal carta de presentación como pelotero.
No debería sorprender a nadie que Hernández se lleve
la barda en más de 20 ocasiones en 2018, con lo cual superaría su total
combinado de las cinco campañas recientes entre las menores y la Gran Carpa.
“Siempre he creído, sinceramente, que tengo la fuerza
para dar [jonrones], pero no te voy a decir una cantidad, no solamente en las
menores, sino también en las Grandes Ligas”, profundizó Hernández, en frase que
denota la confianza en si mismo, pero conservando siempre la humildad que le
caracteriza.
“Esperamos que esa fuerza se mantenga”, concluyó el
venezolano. “Hay que seguir trabajando, para no quedarnos allí. Todo es
constancia, todo es trabajo. La disciplina en el trabajo vale mucho en este negocio”.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.

Comentarios