Manolo Hernández Douen
Nació apenas como
un experimento, una bonita idea con miras al porvenir.
Con el
tiempo se ha convertido en coloso del apasionante mundo del diamante.
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El éxito en Guadalajara sugiere que pudiera ser un tremendo
acierto una primera ronda completa del Clásico en sedes alrededor del
orbe. (Foto tomada de redes sociales de los Charros de Jalisco).
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Con cuatro
ediciones bajo su cinturón, el Clásico Mundial de Béisbol es una contundente
realidad con rumbo fijo, cuya próxima parada es el 2021.
Antes de que
se decidan las sedes de esa edición del evento, empero, sería bueno definir qué
es lo que se puede o debe hacer para que se multiplique la credibilidad de la
justa.
Con el
perdón de todos los equipos de los otros países, que intervienen en la
contienda con la misma pasión con la que se juega la Serie Mundial, lo mejor
que le pudo haber pasado a la competencia es que Estados Unidos la haya ganado
por primera vez.
Por
supuesto, palidece la “celebración” de la victoria del equipo norteamericano
con las muestras de patriotismo dadas por todo Puerto Rico por el segundo lugar
de su novena, pero el triunfo de los Estados Unidos multiplica el significado
que tiene la contienda para un país que previamente había sido relegado a un
segundo plano.
Quizás eso
ayude a que dejen de producirse declaraciones como la del estelar lanzador Noah
Syndergaard, de los Mets de Nueva York, al indicar que ni le pasaba por la
cabeza vestir el uniforme de su propia patria porque nadie ha ido a la Serie
Mundial o ganado su exaltación al Salón de la Fama por intervenir en el Clásico.
Precisamente
el tema de la no participación de muchas de las estrellas es el tema que debe
ser abordado por los organizadores – es decir las Grandes Ligas – con miras a
futuras justas.
Casos como
el del dominicano Adrián Beltré y el mexicano Adrián González, quienes siempre
estuvieron enfocados con sacar la cara por la República Dominiana y México,
respectivamente, pese a la sombra de lesiones, son ejemplos dignos de aplaudir.
Jugadas como
la del antesalista venezolano Martín Prado, al arriesgar el físico para atrapar
un elevado metiéndose por completo en las tribunas del parque de los Charros de
Jalisco en Guadalajara, revelan a las claras de que el Clásico “sí le duele” a
sus protagonistas.
¿Cómo lograr
más casos como los de Beltré, González y Prado, a la vez de minimizar
desprecios como el de Syndergaard?
Tal vez el
enfoque debe ser lograr que el Clásico sea más atractivo para los
participantes, como por ejemplo celebrarlo en fechas en las que los peloteros
no tengan la excusa de que prefieren estar con sus equipos con miras a la
respectiva temporada de las Grandes Ligas, por temor a posibles lesiones o no
ganarse el puesto en el Béisbol de Lujo.
Una idea
agresiva pudiera ser extender la semana del Juego de las Estrellas para incluir
tres días para una segunda ronda “a matar o morir”, así como semifinales y
final.
En ocho días
de competencia beisbolera, pudieran llevrarse a cabo el Juego de las Futuras
Estrellas, le tradicional cita de os
ases de las Grandes Ligas y las fases decisivas del Clásico, todo en una misma
sede definida de antemano.
De esa
manera, competirían las máximas figuras del planeta en el momento en el que
están en sus mejores condiciones físicas, reduciéndose las posibilidades de
lesiones al tener que intervenir en un mínimo de juegos.
Un abridor
de altos quilates de las Grandes Ligas pudiera ser la carta clave para que su
patria avance a la final o gane el campeonato al iniciar un partido en el que
todas maneras estuviera en su turno habitual de pitcheo.
La primera
fase, con intervención de los 16 equipos, pudiera definirse justo antes de la
temporada regular, con intervención de peloteros que no estén en el roster de
40 de sus respectivos planteles de Grandes Ligas.
Las sedes para
esa primera parte de la contienda pudieran ser ciudades de otras naciones como
lo fue el caso en el 2017 de Guadalajara, que le abrió sus pasos de par en par
a la competencia en toda la ronda regular del Grupo ‘D’, calificado como Grupo
de la Muerte.
Hay otras
alternativas como celebrar todo el Clásico una vez terminada la Serie Mundial, idea
planteada, entre otros, por el futuro inquilino del Salón de la Fama Chipper
Jones.
Sean
bienvenidas todas las avenidas para que el Clásico Mundial pueda ser en el futuro
una posible meta para los mejores peloteros del orbe y no una excusa para no
intervenir.
Las ideas
van ser bienvenidas por millones de espectadores que le dijeron “Si” al Clásico
del 2017, tanto en las tribunas de las respectivas sedes como desde sus hogares
por la magia de la televisión.
Hasta pronto
y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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