Manolo Hernández
Douen
“Dame seis
episodios buenos, nosotros nos
encargaremos del resto”.
Esa ha sido
la consigna para los abridores en las décadas recientes de las Grandes Ligas.
La presencia de Santiago Casilla robustece considerablemente
el cuerpo de relevo de los Atléticos. (Foto
cortesía de Michael Zagaris/Oakland Athletics).
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Los
Atléticos de Oakland y especialmente su dirigente, Bob Melvin, y el instructor
de pitcheo, Curt Young -uno de los mejores en su oficio- saben lo que significa
un buen cuerpo de relevo y el alto mando de esa novena ha tratado de
proporcionárselos para el 2017.
Las cifras
corroboran la importancia de tener o no un buen elenco de apagafuegos.
Cuando los
Atléticos ganaron dos veces seguidas la corona del Oeste de la Liga Americana
en el 2012 y el 2013, una de las principales razones fue que su bullpen les
funcionó casi con la precisión de un reloj suizo.
Los
promedios colectivos de efectividad de 2.94 y 3.07, respectivamente, estuvieron
entre los mejores de las Grandes Ligas. En contraste, su 3.56 del 2016 -aunque
la novena implementó medidas que les permitieron mejorar con relación a campañas
previas- no derivó precisamente en un cerrojo perfecto.
Varios de
esos brazos del 2016 son la base para el cuerpo de relevo de Oakland en el
2017, con la contundente ventaja de que han sumado a un ex Atlético de la talla
del dominicano Santiago Casilla que pudiera ser algo así como el detalle que le
faltaba a ese bullpen.
Capaz de
sumar 69 juegos salvados para sus vecinos Gigantes de San Francisco en las dos
temporadas recientes -sus dos mejores en ese renglón- el quisqueyano no las
tuvo consigo en la segunda mitad de la campaña y por eso le perdieron la
confianza en el escuadrón naranja y negro en la recta final.
Un tan
necesitado cambio de escenario puede ser precisamente lo que le hacía falta a
Casilla, a quien lo echó al olvido la organización de Oakland cuando era un joven
con buen potencial no desarrollado todavía.
Con los
Gigantes, empero, pulió su slider para acompañar a su excelente recta y de paso
sumó a su repertorio tanto un buen cambio como una efectiva curva.
Como saldo
Casilla ayudó a San Francisco a ganar tres Series Mundiales, experiencia
que no se adquiere en la tienda de la esquina y que puede ser bien
aprovechada en Oakland.
Siempre un
tipo bien humilde, Casilla sabe que ya no tendrá sobre sus hombros la presión
de ser el cerrador principal y ya declaró a la prensa californiana que está
dispuesto a aportar en cualquier circunstancia.
Melvin se
frota las manos con la profundidad de su cuerpo de relevo, ya que cuenta con
varios serpentineros a los que no le tiembla el pulso a la hora de cerrar y que
de paso pueden ayudar a partir del sexto o séptimo tramo.
Las
estadísticas no mienten tampoco en ese orden de ideas.
Entre John
Axford, Casilla, Sean Doolittle y Ryan Madson -en orden alfabético-, los
Atléticos suman la friolera de 389 juegos salvados en la Gran Carpa y lo más
importante de todo esto es que Melvin tiene cómo barajar mejor sus piezas,
especialmente para las inevitables veladas en las que sus principales brazos
anden con la lengua de corbata por el uso constante.
Súmele a
todo esto un veterano de la talla de Liam Hendriks que puede relevar cortito o
por varias entradas, y el jovencito Ryan Dull, que luego de una primera
temporada completa en las Grandes Ligas viene demostrando que es un cerrador
para el futuro. De paso, ya tiene cuatro rescates en la meca de la pelota.
Si algo le
falta a ese cuerpo de relevo es otro zurdo que acompañe a Doolittle, como antes
tenían con los aún activos -pero con otros equipos- Jerry Blevins y Craig
Breslow. Allí le queda la tarea de encontrarlo para el alto mando del equipo.
A lo mejor
los Atléticos no tienen lo suficiente para volver de una vez a la cima del
Oeste de la Liga Americana, pero un buen bullpen, más una rotación joven, pero
muy promisoria, los va a colocar más cerquita de ese cometido en el 2017.
Hasta pronto
y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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