Manolo Hernández Douen
Pelotero dominante, capaz de deslumbrar una era con
números y presencia en el diamante.
Esa debería ser la forma de definir un electo al Salón de la Fama del Béisbol de Lujo.
Vladimir Guerrero, candidato sólido al Templo de los
Inmortales.
(Foto: Cortesía de Angels Baseball).
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Vladimir Guerrero llena ese concepto en todo el sentido de
la palabra y merece ser electo al Templo de los Inmortales en su primera
oportunidad de disponibilidad, es decir cinco años después de colgar sus spikes.
De Nizao, República Dominicana, Guerrero, actualmente de 41
años de edad, es uno de 19 peloteros que aparecen por primera vez en las papeletas
oficiales del Salón de la Fama, recinto que reúne a las máximas glorias del
apasionante mundo del diamante.
Participante en 16 temporadas en la meca de la pelota con
los Expos de Montreal, los Angels de Los Ángeles/Anaheim, los Rangers de Texas
y los Orioles de Baltimore, Guerrero disfrutó de su mejor quinquenio del 1998
al 2002, cuando promedió 40 jonrones y casi 120 carreras impulsadas por
temporada.
El logro de una sola de esas campañas pudiera derivar en
reconocimientos a la grandeza de un pelotero de cualquier época. Vladimir lo
hizo por cinco temporadas al hilo.
No conforme con eso, Guerrero tuvo una etapa de cuatro
temporadas en la cual fue en tres ocasiones uno de los tres grandes
en la votación por el Premio Jugador Más Valioso de la Liga Americana,
incluyendo ganar el trofeo en el 2004, su primera temporada en Anaheim, en la cual se fue para la
calle 39 veces, con 126 carreras traídas a puerto seguro y contundente
promedio de bateo de .337.
Famoso por su poderoso y certero brazo, Guerrero sacó una
vez a un corredor en el plato luego de fildear un batazo en la pared en el
Estadio Olímpico de Montreal. Lo mismo podía robarse una base que acribillar a
un pitcher con un palo kilométrico.
El electrizante pelotero de la tierra del merengue integra
un grupo de debutantes en el cual hay varios latinoamericanos que marcaron
pauta en su época.
Un panel de entre 400 y 500 miembros de la Asociación de
Periodistas Especializados en Béisbol (BBWAA por sus siglas en inglés), definen
quién o quiénes merecen el boleto a la inmortalidad.
El receptor boricua Iván Rodríguez, considerado como uno de los mejores receptores de las décadas recientes por su
excelente combinación de defensa y ofensiva, es otro pelotero latino con muchos
méritos para entrar algún día a Cooperstown.
El jardinero dominicano Manny Ramírez, catalogado por muchos
expertos como uno de los mejores bateadores derechos de la historia moderna de
la pelota y con 555 palos de vuelta entera a su crédito, sería un candidato
automático para arrasar con las votaciones de no ser por sus suspensiones por
el uso de sustancias prohibidas por las Grandes Ligas.
El careta boricua Jorge Posada y los paracortos colombianos
Edgar Rentería y Orlando Cabrera, todos ellos baluartes de la coronación
absoluta de sus respectivos equipos de Grandes Ligas, también forman parte del
amplio grupo latino.
Tres venezolanos, Magglio Ordóñez, Carlos Guillén y Melvin
Mora, ilustran también la lista de primerizos que tratarán de sobrevivir para
siguientes votaciones, lo cual harían de figurar en el cinco por ciento o más
de las papeletas elegibles.
Se necesita aparecer en un 75% de las tarjetas. Cada
periodista puede votar hasta por 10 peloteros, pero si así lo desea puede
ejercer el derecho a devolver su tarjeta con menos atletas -o en blanco- si así
lo desea.
A juicio de este humilde periodista, la votación debería ser
encabezada por Guerrero y tres peloteros que están a punto de llegar al 75 por
cinco requerido: el poderoso primera base Jeff Bagwell (71.6% en el 2016), el
veloz jardinero Tim Raines (69.8% en el escrutinio reciente y que acude a su última oportunidad) y el relevista Trevor Hoffman (67.3%).
Con 449 jonrones y 1,529 carreras impulsadas, Bagwell,
Novato del Año de la Liga Nacional en el 1991 y Jugador Mas Valioso del mismo
circuito en el 1994, va a su séptima de 10 apariciones posibles en las tarjetas
y tal vez ya hubiera entrado al Salón de la Fama de no ser por supuestas
“sospechas” de que se hubiera “ayudado” con algo más que su impresionate bateo.
Sin duda alguna, Rodríguez, ganador de 13 trofeos Guante de
Oro, es un candidato de enorme peso. No se le puede dar la espalda a un
receptor que le cambiaba la decoración al juego, como lo hace hoy su estelar
paisano Yadier Molina, de los Cardenales de San Luis.
A “Pudge” prácticamente no le corrían los embasados por la precisión
y potencia de su brazo. Además de su enorme pericia a la defensiva, aportó 311
jonrones, promedio de bateo de por vida de .296 y fue ganador del JMV de la
Liga Americana en el 1999.
Ramírez y otros peloteros estelares que co-protagonizaron la
etapa controversial de los esteroides, como lo son Roger Clemens, Barry Bonds y
el dominicano Sammy Sosa, necesitan ser considerados. ¿Por qué? Si le
quitásemos el 20% de lo logrado por cada uno de esos jugadores, aún así sumarían
cifras de altos quilates.
Con el 43.4% de los votos en el 2016, el boricua Édgar Martínez
ha subido poco a poco con el paso de los años. Un porcentaje de bateo de .312 y
un fabuloso promedio de embasarse de por vida de .418 son dos de los legados
más impresionantes de uno de los bateadores designados más productivos de la
historia.
Cada quien tiene derecho a votar de acuerdo a sus propios
preceptos. Muchos de los nuevos votantes usan cifras que ni siquiera se sabía
que existían en la era de tantas glorias cuyas placas iluminan hoy los
impresionantes salones de Cooperstown.
El resultado se dará a conocer el 18 de enero del 2017. A lo
mejor Guerrero y Bagwell son los que van de la mano en esta ocasión al Templo
de los Inmortales.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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