Manolo Hernández Douen
Fuerza y energía de
un ser vivo para poder resistir esfuerzos y enfermedades.
Grégor Blanco
considera que está en las mejores condiciones físicas de
su vida y apenas puede
esperar por el momento de probarlo en el diamante.
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Esa es la definición
que recibe la palabra vigor en el respectivo diccionario.
Quizás alguien pueda
relacionar la palabra vigor con el bateo de poder a la hora de referirse al
Béisbol de Lujo, pero no es necesariamente así.
En el caso del veloz
Grégor Blanco, quizás el mejor guante entre todos los jardineros de los
Gigantes de San Francisco, la búsqueda de un mayor vigor tiene que ver con la
resistencia necesaria para jugar de forma pareja en los rigurosos siete meses
que dura una campaña en la meca de la pelota, incluyendo los Entrenamientos de
Primavera.
“He trabajado desde
el 28 de octubre en mi parte física”, comentó el guardabosque venezolano a
Béisbol por Gotas en su visita a San Francisco. “La prioridad mía era
agarrar fuerza en el cuerpo poder aguantar una temporada completa en las
Grandes Ligas”.
Blanco ha jugado en
141 de los 162 partidos de temporada regular de los Gigantes en cada una de las
dos campañas más recientes. No ha deslucido a la defensiva, pero sí sentía
los efectos del agotamiento y eso se refleja en el hecho de que un promedio de
bateo que anduvo por los .310 se cayó bastante en las postrimerías de la
competencia.
A la postre su
porcentaje de .265 fue superior al .244 de 2012, pero su número de bases robadas
cayó de 26 en 2012 a 14 en 2013.
“Tenía 11 ó 12
temporadas seguidas jugando constantemente [en Venezuela y los Estados
Unidos]”, explicó Blanco. “No me había dado cuenta de que eso estaba mermando
mis habilidades. Soy un ser humano. Me cansaba más rápido”.
De allí la necesidad
de prepararse mejor para jugar en la temporada de las Ligas Mayores, a costa
del sacrificio de no vestir en el uniforme de sus queridos Tiburones
de La Guaira.
“Me siento bien de
poder haber sacrificado muchas cosas, incluyendo ir a Venezuela a ver a mi
familia y sacrificar en la forma como comía, porque inclusive mantengo un
regimen alimenticio”, detalló en su conversación para los lectores de nuestro
hogar beisbolero. “De verdad que ha sido una experiencia muy buena para mí,
nunca lo había hecho”.
La preparación no ha
terminado para Blanco, que se ha puesto en gran forma en Miami, la Capital del
Sol bajo la supervisión de César Paublini, el hombre que ayudó al también
venezolano Magglio Ordóñez a ponerse en forma para lo que sería una fantástica
temporada en Grandes Ligas que culminó con el título de bateo de la Liga
Americana al promediar .363 en 2007 con
los Tigres de Detroit.
El incremento de
energía de Blanco no solamente se manifiesta en la forma cómo se siente ahora,
sino también en su aspecto físico. No se ve necesariamente como Bo Jackson,
pero la fanaticada de los Gigantes sí va a notar un volume corporal diferente
en el experimentado bateador zurdo que cumplió 30 años de edad el pasado mes de
diciembre.
“He podido aumentar
hasta ahorita [comienzos de febrero] seis libras [poco menos de tres
kilogramos] de músculo”, dijo. “Hasta perdí un poco de ‘body fat’ [grasa
corporal].
“Ha sido para mí
grandiosa esta transformación que he podido hacer en estos meses”, declaró
emocionado Blanco. “No fue nada fácil. Tuve que recuperarme primero el tobillo
[lesionado en el partido final de la temporada de 2013 en San Francisco].
Necesité tener paciencia para ir poco a poco al principio’’.
Lo que se le hizo
también difícal fue ver un juego de los Tiburones, apenas conteniéndose para no
bajar al terreno a jugar.
“Fui un día al
estadio [Universitario en Caracas] y me pegaron las ganas de jugar”, admitió el
guardabosque nacido en la capital venezolana. “Las amistades te lo exigen, así
como el mismo equipo, aparte de las ganas que uno tiene. Sacrifiqué eso también
para estar hoy en mejores condiciones’’.
¿Cómo reaccionará el
cuerpo de Blanco a los cambios físicos a la hora de desempeñarse en el
diamante? Eso no lo sabe el propio pelotero, pero tiene un entusiasmo enorme
por descubrirlo. Se percatará de eso cuando empiece a correr y batear a diario.
Una cosa es cierta: necesitará
de sus mejores condiciones para asegurarse de ser útil a la novena a la cual
ayudó a ganar una Serie Mundial en 2012, amén de ser el hombre que impidió con
un gran engarce en el bosque derecho lo que hubiera sido el hit de romper el
juego perfecto que Matt Cain le lanzó a los Astros de Houston en el AT&T
Park.
¿Por qué? Resulta que
ahora los Gigantes tienen un cuerpo de jardineros más profundo al adquirir al
poderoso Michael Morse para patrullar como titular el bosque
izquierdo.
“Estoy dispuesto a
hacer lo que me pida el equipo”, aseguró Blanco. “Sea alinear contra los
lanzadores derechos, ser cuarto jardinero o jugar todos los dias. La prioridad
mia es demostrarme a mi mismo que puedo jugar [sin agotamiento]. Me preparé
físicamente para cosas mejores”.
Pese a la presencia
de Morse, los Gigantes estiman que Blanco sí va a jugar bastante. De hecho, el
dirigente de la novena, Bruce Bochy, reveló que a lo mejor necesitan de un
quinto jardinero y ése pudiera ser el dominicano Juan Carlos Pérez, que viene
de una actuación invernal destacada en la República Dominicana.
“Va [Blanco] a jugar
bastante”, aseguró Bochy a una pregunta de Béisbol por Gotas. “Tenemos una
situación ideal de trabajo, porque Morse no va a estar allí [en el bosque
izquierdo] todos los días. Aún cuando no inicie en la alineación, Grégor puede
entrar como reemplazo defensivo, como corredor o bateador emergente o en
situaciones de doble cambio de pelotero.
“Es lo bueno de
contar con peloteros como él, que nos dan profundidad”, analizó Bochy.
Y si Blanco puede
mantenerse fuerte todo el año se multiplicará su valía a un equipo que sale con
hambre de triunfo en 2014, luego de un decepcionante bajón colectivo en 2013.
Hasta pronto y, por
favor, nunca pierdan la esperanza.
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