Manolo Hernández Douen
¿Qué necesita un
lanzador para ser abridor de cabecera de una rotación en Grandes Ligas?
Muchos serpentineros requieren
de una enorme experiencia
para llegar a ese nivel.
Jarrod Parker combina
el talento y el instinto competitivo necesarios para ser uno de los mejores
abridores jóvenes de la meca de la pelota. (Foto: cortesía de Michael
Zagaris/Oakland Athletics.
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Algunos tienen la
capacidad innata para serlo, aún cuando apenas comiencen sus respectivas
trayectorias en el Béisbol de Lujo.
Jarrod Parker, uno de
los abridores participantes en las Series Divisionales del 2013 en la Gran
Carpa, tiene la capacidad para ser un número uno, aunque no sea tan famoso como
un Justin Verlander o un Clayton Kershaw, ganadores del Premio Cy Young que
acuden en primerísimo primer plano a las etapas preliminares de la postemporada.
“Te mantiene en el
juego y siempre te brinda la oportunidad de ganar, eso es precisamente lo que
hace un as”, describió el primera base y jardinero Brandon Moss, al comentar
sobre lo que ha hecho desde la lomita para los Atleticos de Oakland el joven
lanzador derecho de apenas 24 años de edad. “Y cuando se mete en aprietos,
encuentra dentro de sí mismo la fuerza para salir airoso”.
Parker nunca ha
ganado 15 juegos en una temporada, pero una razón para ello es que no ha
iniciado de manera brillante sus dos primeras campañas en la meca de la pelota.
En el 2012 ganó 12, pese a arrancar la temporada en la Triple ‘A’. En el
2013 sobresalió de nuevo, aún cuando tuvo un discreto 0-4, con efectividad de
8.10, a las primeras de cambio.
Una vez cogiera su
ritmo ideal de trabajo, lo que hizo este año Parker fue simple y llanamente
fabuloso. Su racha de 19 partidos seguidos sin conocer la derrota es una nueva
marca para Oakland, superando la de Jim Hunter, y apenas está por debajo del
récord absoluto de la franquicia, impuesto por el legendario Lefty Grove con 21
en 1931, cuando la novena aún tenía su base de operaciones en Filadelfia.
“El hecho de que no
perdiera un juego en tres meses es de por sí tremendo”, manifestó el receptor de los Atléticos
frente a lanzadores abridores derechos, Stephen Vogt. “Su recta de dos costuras [o sinker] se mueve de manera increíble,
cuenta con uno de los mejores cambios de las Grandes Ligas, te puede tirar la
slider a uno u otro lado del plato y si te concentras en alguno de esos envíos te
pasa con una recta a 95 millas por hora”.
Ya se sabía desde
2012 que Parker tenía las herramientas para ser un lanzador sobresaliente al
hilvanar marca de 13-8 con efectividad de 3.47 en 29 aperturas. De hecho, sus
140 ponches constituyeron una de las cuatro cifras más altas para un novato en
la historia de los Atleticos.
Lo importante para
ser un lanzador de alto calibre no es necesariamente el repertorio que pueda
tener ese serpentinero, sino más bien su capacidad para mantener al equipo en
la pelea. Los Atléticos son afortunados de contar con dos lanzadores que están
a ese nivel, incluyendo uno mucho más experimentado de la talla del dominicano
Bartolo Colón, que a su vez hilvanó una racha de ocho triunfos consecutivos en
igual número de aperturas esta misma temporada.
Precisamente, la
fórmula para ganar un campeonato comienza con el buen pitcheo, pero los
Atléticos no son los únicos que basan la mayor parte de su éxito en lanzadores
jóvenes. Por ejemplo, los Rays de Tampa
Bay, que clasificaron en un partido de desempate para hacerse presente en los Bailes de Octubre, suelen producir
monticulistas brillantes aún cuando casi están en pañales cuando llegan al máximo
nivel de la pelota.
“En nuestro caso es
producto del trabajo de toda la organización”, señaló el dirigente de los Atléticos,
Bob Melvin. “Todo comienza con la obtención de buenos brazos, sigue con
saberlos llevar bien en el sistema de sucursales y, una vez que lleguen aquí, es
necesario tenerles confianza para que puedan desarrollar sus habilidades”.
Y no está de más
disponer de esa sangre fría que caracterizaba a los pistoleros del lejano oeste
a la hora de entrar a un duelo de vida o muerte.
Parker, ex lanzador
de la organización de los Diamondbacks de Arizona, tiene los atributos físicos
y mentales, a manera de talento y competitividad, para alcanzar un nivel
estelar como pitcher.
“Trato de no ponerle
mucha mente a eso, sino de ser parejo en la lomita, ajustarme al plan de juego
que tengamos para ese día y de mantener la compostura independientemente
de los resultados obtenidos”, analizó Parker a una pregunta de Béisbol por
Gotas.
“Me propongo lanzar adentro y afuera, tratar
de mantener a los bateadores fuera de balance”, describió Parker.“Cada vez que
salgo al terreno, intento mantenernos en el juego y sabemos que si puedo perdurar
más que el otro abridor pueden ocurrir cosas buenas”.
El logro de hazañas
como su impresionante racha de partidos sin conocer la amargura de la derrota es
una de las derivantes del trabajo arduo, pero Parker trata de mantener las
cosas en perspectiva.
“Es bien chévere”,
contestó al comentársele que figura en la misma lista que leyendas como Hunter
y Grove, inquilinos del Templo de los
Inmortales. “Los respeto mucho, son hombres que ayudaron a moldear el juego a
lo que es ahora.
“Es un honor el solo
hecho de que me mencionen en la misma oración que a ellos”, subrayó el derecho
de los Atléticos. “No creo que yo vaya a pensar mucho en eso hasta que repose
al terminar la temporada [y en este caso los Play-Offs]. Por ahora, lo tomo
todo paso por paso”.
Esa es precisamente
la filosofía de Melvin y sus Atléticos: jugar paso por paso y dejar que la
confianza en las habilidades de cada uno saque a flote al equipo.
¿Será Parker uno de
los lanzadores jóvenes que pueda llevar su juego a niveles bien altos en la
postemporada para constituirse con el tiempo en un abridor que pueda ser
calificado a niveles nacional e internacional como un as de la lomita?
¿Seguirá brillando a la hora de que las expectativas se magnifiquen a la hora buena?
El tiempo dirá la
palabra final sobre si éste as en formación será o no uno de los grandes
serpentineros de la Liga Americana.
Hasta pronto y, por
favor, nunca pierdan la esperanza.
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