Manolo Hernández Douen
A río revuelto ganancia de pescadores es una frase que puede ser aplicada al Béisbol de Lujo.
Los Nacionales de Washington supieron sacarle provecho a ese concepto con Gio González.
Fiel a los aficionados que lo respaldaban en la Bahía con los Atléticos, Gio González los atendió cordialmente cuando fueron a verlo triunfar en San Francisco como miembro de los Nacionales. |
Algunos expertos consideraron que la novena de la Capital hipotecaba el porvenir al dar tantos prospectos buenos por González, un zurdo que ya no encajaba en los planes de los Atléticos de Oakland por ser una franquicia eternamente envuelta en una etapa de reconstrucción con miras a un ciclo futurista.
A sabiendas de que llegaría un momento en el que ya no podrían pagarle su precio a varias de las figuras que se forjaron al propio calor de su organización y conscientes de que les convenía iniciar una nueva etapa cuyo desenlace podría desembocar tres o cuatro años más adelante, los Atléticos parecían un río desbocado al canjear, entre otros al zurdo González, ganador de 31 partidos en dos temporadas.
En contraste, la novena de Washington, que sí pensaba en moldear un equipo ganador de una vez, vio en González la oportunidad de contar con el pitcher ideal para conformar un uno-dos con Stephen Strasburg que fuera de la envidia de sus rivales por muchos años.
El precio fue alto. A cambio de González y de Robert Gilliam, un pitcher derecho de las ligas menores, los Nacionales cedieron a los lanzadores Tommy Milone, A.J. Cole y Brad Peacock y el receptor Derek Norris. Ya Milone y Norris han dado grandes beneficios a los Atléticos mucho antes de lo calculado.
A cambio, empero, los Nacionales obtuvieron un abridor tan eficiente que cerraba el mes de agosto con marca de 16-7 y efectividad de 3.28 entre los mejores iniciadores del Viejo Circuito. En sus dos aperturas siguientes dejó en blanco en juego completo a los campeones reinantes de la pelota, los Cardenales de San Luis y no permitió hits en sus primeros cinco capítulos frente a los Cachorros de Chicago antes de redondear siete episodios sólidos en ruta a su 18va victoria del 2012.
Y lo más importante es que ha sido una delicia para el resto del equipo a la vez que se ha constituido en una pesadilla para sus adversarios.
“Probablemente es el pitcher que disfruta más entre todos los lanzadores que he tenido”, comentó el dirigente de los Nacionales, Davey Johnson, a una pregunta de Béisbol por Gotas sobre el zurdo de ascendencia cubana. “Tiene la misma conducta siempre, esté o no esté lanzando y eso es algo poco común. Es un buen atleta y le gusta competir’’.
Contar con otro abridor de cabecera que no se derrite ante la presión será ahora más importante que nunca para los Nacionales, ya que se van a quedar sin los servicios de Strasburg debido a un plan premeditado de la organización de usar al fenomenal derecho por un límite entre las 160 y las 180 entradas. En otras palabras, Strasburg quedará limitado al rol de espectador a tres semanas de que termine la campaña sin pensar siquiera en intervenir en una posible postemporada.
Es por eso que la habilidad de González de ser un mejor lanzador en la medida en la que avanza su carrera va a ser vital para los Nacionales en la recta final.
“Gio siempre va a mejorar”, aseguró el receptor de los Nacionales, Kurt Suzuki, quien fuera el careta titular de los Atléticos en esas tres temporadas y media en las que González pasó de ser un lanzador que lucía nervioso en la lomita a uno de los mejores abridores zurdos de la Liga Americana.
Suzuki ha notado bastante la diferencia entre el González que tuvo marca de 16-12 con los Atléticos en el 2011 al hombre que ha sido tremenda carta para los Nacionales.
“Una de las razones por las que Gio va a mejorar es su ética de trabajo”, subrayó Suzuki, que por cierto fue el receptor de González en un juego en el que el zurdo no solamente tiró un partido completo sino que de paso disparó un cuadrangular. “Trabaja bien duro. Era solamente cuestión de que obtuviera mayor experiencia y que se sintiera más confortable.
“Desde que lo vi el año pasado definitivamente ha mejorado”, analizó Suzuki. “Ahora tiene un buen cambio de velocidad. A veces se enciende un poco, pero esa es su forma de ser. Se compone rápidamente y tiene buen comando de sus lanzamientos. Se le nota mucho más cómodo allí’’.
Cambiar de una Liga a otra significa hacer ajustes, pero en lo que no ha cambiado González es en su manera de ser, siempre dándole crédito a su equipo.
“Solamente me concentro en atacar la zona de strike, tomando cada paso a la vez”, es la filosofía de González. “Mi equipo me ha apoyado bastante a la ofensiva y tenemos un cuerpo de relevo excelente’’.
La diferencia, empero, entre la Liga Americana y la Nacional es obvia para el joven que cumplirá 27 años de edad el venidero 19 de septiembre.
“Aquí te vienen a hacer swing [los bateadores] en el primer pitcheo”, comparó González. “En la Americana te esperan, te esperan, y cuando te das cuenta ya llevas 105 lanzamientos en el quinto inning’’.
Curiosamente, mucha gente que lo conoció en la Americana asegura que el mejor pitcheo de González es su fantástica curva. No falta el bateador de la Nacional, empero, que piense que la recta del nativo de Hialeah es su mejor arma. Total, es difícil enfrentar cada uno de esos lanzamientos porque suelta la bola de manera muy similar en cada caso. Y con el progreso de su cambio, un envío con el que experimentaba en el 2011, luce mejor todavía.
“Cada día trato de hacerlo mejor”, simplificó González. “Yo no voy a pensar mucho, solamente me concentro en atacar la zona’’.
Por supuesto, ayuda bastante el hecho de saber que los Nacionales le tienen tanta confianza que no había tirado su primer inning con su nueva franquicia y ya lo habían firmado por cinco años y $42 millones, un jugoso contrato multianual que pudiera extenderse hasta los $65 millones si se ejercen dos opciones adicionales.
“Es un regalo de Dios”, precisó González, al hablar de ese tema con Béisbol por Gotas. “Me dieron un chance de inmediato. No pensaron como que ‘vamos a aguantarlo, a ver qué pasa’. De esa forma me dijeron que creían en mí, que me pondrían de una vez con los caballos [de la rotación] con Strasburg, con Jordan Zimmermann, con Edwin Jackson’’.
Es modesto González al pensar de esa manera. A la postre, podría ser el verdadero caballo de la rotación ya que por los vientos que soplan a lo mejor es el abridor de los Nacionales para la apertura de la postemporada a la que lucen embalados los muchachos de Johnson.
“Todavía, todavía no vamos a pensar tan lejos, todo a su tiempo”, manifestó.
Si llegan los Nacionales a ese objetivo este año, González sería una de las principales razones para ello. Y lo más importante es que su equipo sabe que tiene pitcheo abridor para rato con el fin de competir no solamente en esta sino en muchas temporadas por venir.
No lo pierdan de vista. A lo mejor obtiene uno de sus sueños como lanzador, el Premio Cy Young, este mismo año.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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