Manolo Hernández Douen
Más que electrizante, su tremenda velocidad es simple y llanamente deslumbrante.
Lo que hace como relevista permite soñar en lo que pudiera alcanzar como abridor.
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No falta quien asegure que Aroldis Chapman será un extraordinario abridor, pero por lo pronto sobresale como cerrador. (Foto: cortesía de los Cincinnati Reds). |
Se trata por supuesto de Aroldis Chapman, serpentinero cubano de 24 años de edad, pieza clave del cuerpo de relevo de los Rojos de Cincinnati y una de las figuras de la lomita a la que le esperan muchos años de brillo en el Béisbol de Lujo.
Chapman es una de las principales razones del porqué los Rojos, que sufrieron la enorme baja de su cerrador, Ryan Madson, compiten en la segunda mitad de la temporada de 2012 como candidato firme a capturar el trono del Centro de la Liga Nacional.
Los que lo vieron desde hace tiempo estaban seguros de que sería un gran lanzador. Los que lo conocen ahora saben que es un hueso duro de roer.
“Condiciones físicas le sobran”, aseguró Yoenis Céspedes al contestar a Béisbol por Gotas las preguntas sobre su paisano. “Nunca pensé que él fuera a salir de Cuba, pero cuando lo hizo sabía que tenía las condiciones para ser un buen lanzador’’.
Aquí se le ha admirado como relevista, un tipo que llega al diamante en las postrimerías de cada juego para dejar boquiabiertos a los bateadores con su recta a más de 100 millas por hora y una slider que parece un arco iris cuando cruza de un lado del otro al plato.
Céspedes lo vio como abridor y considera que con el tiempo Chapman destacará en ese rol.
“Para mí va a ser mejor pitcher cuando sea abridor”, pronosticó Céspedes, cuarto bate de los Atléticos de Oakland en su primer año en las Grandes Ligas. “Siendo abridor va a aprender más y más rápidamente. No es lo mismo lanzar un inning que es tirar rectas para allá [al plato] que tener que hacerlo cinco, seis innings, que es cuando tiene que ponerse a pensar más’’.
Si Céspedes admiraba a Chapman en Cuba, imagínese cómo se siente el dirigente de los Rojos, Dusty Baker, tres veces Mánager del Año de la Liga Nacional, que se frota las manos de la satisfacción de solamente pensar en el potencial del zurdo cubano.
Baker lo ha visto en las muy buenas y en las muy malas, cuando Chapman dejó atónitos a los bateadores con una impresionante racha de 29 episodios sin permitir carreras limpias y cuando se metió en un letargo que parecía más difícil de descifrar que un rompecabezas de 1,000 pedazos.
“Batalló un poco, pero antes de eso fue increíble”, describió Baker para Béisbol por Gotas. “Lo hará de nuevo, porque las cosas [en la pelota profesional] son así, van de arriba a abajo, de abajo a arriba, como en ciclos. Tenemos confianza que retornará a su grandeza’’.
A la postre, Chapman tenía marca de 4-4, con 11 salvados, efectividad de 1.83 y 71 ponches en 39.1 episodios para el momento en el que retornaba a los Rojos luego de representar a la Liga Nacional en el tradicional Juego de las Estrellas.
El joven que comenzó la temporada como relevista intermedio y posteriormente fue asimilado al rol de cerrador ciertamente es una estrella que brilla con luz propia y tiene el potencial para sobresalir aún más al paso de los años.
“Mucho de ello [el éxito de un lanzador] es ponerse arriba en la cuenta [de bolas y strikes]”, analizó Baker. “No importa quién seas y aunque tires a 1,000 millas por hora, si te pones debajo en la cuenta…
“Estos son bateadores de las Grandes Ligas y pueden ajustarte a tu velocidad, especialmente si están adelante en la cuenta’’, acentuó Baker. “Si están detrás en la cuenta es un poco más difícil porque probablemente tienen que iniciar su swing más temprano y a veces no tienen mucho tiempo para hacerlo.
“Creo que Aroldis va a estar bien’’, insistió Baker.
Poco antes de esta entrevista, por cierto, Chapman hizo algo que no le gustó mucho a Baker al punto de que se lo prohibió, como lo fue hacer algunas volteretas frente al plato luego de apuntarse un juego salvado el 26 de junio frente a los Cerveceros de Milwaukee.
Quizás a muchos le parezca que algo como eso es una señal de que le falta madurez, pero la respuesta que el joven le dio a este periodista refleja que no es tan loco como aparenta.
“Quise hacer algo para ver si se iba ya el mal momento que pasaba, tenía siete juegos lanzados y de los siete había perdido cuatro”, reveló Chapman a Béisbol por Gotas. “No fue algo que quise hacer intencionalmente. No quise lastimar ni molestar a nadie. No quise llamar la atención tampoco. Si molesté a alguien quiero disculparme con esas personas y con el equipo contrario’’.
Uno pudiera imaginarse que el ajuste que ha tenido que hacer Chapman es bien grande, de abridor en Cuba a relevista intermedio y posteriormente cerrador en la meca del béisbol. Después de todo, el lanzallamas zurdo acudió a los Entrenamientos de Primavera como candidato a la rotación de Baker.
No obstante, el nacido en Holguín, Cuba, considera que ese proceso de acoplamiento no ha sido tan gigantesco como parece.
“Pienso que no fue tan grande el ajuste”, proclamó Chapman. “Al principio lo fue un poquito. No me acostumbraba a tirar en días seguidos ¿sabe? A medida que ha venido pasando la temporada me he acostumbrado más. El equipo también me ha ayudado en este sentido.
“Después al pasar a ser cerrador no he cambiado nada”, informó Chapman para los lectores de nuestro hogar beisbolero. “Hay más emoción, más adrenalina, al final del juego, pero pienso que son pocas las diferencias entre lanzar en el séptimo o el octavo que hacerlo en el noveno. Es más o menos lo mismo y por eso me pude ajustar bien’’.
Lo interesante va a ser cuando los Rojos se decidan reconvertir a Chapman al rol de abridor en el que se desempeñaba en la Perla de las Antillas, pero eso no le quita el sueño.
“Yo estoy aquí para jugar béisbol, para lanzar”, afirmó Chapman. “Si soy cerrador o abridor, o para cualquier cosa estaré dispuesto porque lo que quiero es jugar’’.
No niega, empero, que abrir es un sueño que aspira a convertir en realidad.
“Llegué aquí como abridor, es lo que siempre hice en la corta carrera que tengo en Cuba y aquí’’, rememoró Chapman.
Sea como fuera, lanzar a 100 millas por hora es deslumbrante para algunos, pero para Chapman es una señal de que todo marcha a pedir de boca con su cuerpo.
“Uno se siente bien contento porque primeramente estás bien de salud’’, expresó Chapman. “Sabes que no tienes ningún problema físico con tu brazo y puedes ponerle a la bola cuando quieras y cuando se debe’’.
Los que sí tienen problemas de salud, especialmente jaquecas, son los bateadores porque Chapman está aquí para quedarse como deslumbrante lanzallamas de calidad.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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