Manolo Hernández Douen
La de 2012 no ha sido una temporada de ensueño para los cerradores en las Grandes Ligas.
Estrellas a granel del exigente oficio fueron víctima de lesiones que los enviaron al quirófano.
Ernesto Frieri recibirá la oportunidad de cerrar algunos juegos con los Angelinos. Tiene lo necesario para ser un taponero titular en la Gran Carpa (Foto: cortesía de Angels Baseball) |
Ni el gran panameño Mariano Rivera se salvó de una situación dramática, angustiosa, caracterizada por el fantasma de los percances físicos. El mexicano Joakim García, Brian Wilson y Ryan Madson son algunos de los taponeros de lujo que verán los toros desde la barrera por el resto del año.
Algunos perdieron sus puestos temporalmente bien sea por lesión –Andrew Bailey- o inefectividad en los casos del dominicano Francisco Cordero y Javier Guerra.
Es por eso que cuando surge un brazo nuevo en el panorama de los momentos cruciales de cada juego la noticia es recibida como un manantial de agua fresca.
Ernesto Frieri es un claro ejemplo de lo anterior. Relevista de altos quilates con los Padres de San Diego, el derecho de 26 años de edad de Bolívar, Colombia, alcanza ahora mayor notoriedad con los Angelinos de Los Angeles de Anaheim.
“Si sigue tirando la bola como lo ha venido haciendo pudiera ser cerrador en las Grandes Ligas con cualquier equipo”, elogió el dirigente de los Angelinos, Mike Scioscia, a una pregunta de Béisbol por Gotas sobre el veloz apagafuegos colombiano. “Ciertamente tiene el brazo para eso’’.
Prácticamente horas más tarde, Scioscia le dio a Frieri su primera oportunidad de salvar un juego el miércoles 23 de mayo con la novena de Anaheim y Frieri se lució como lo ha venido haciendo desde que fue adquirido en una transacción con los Padres. Fue su primer rescate en su 114to encuentro en el Béisbol de Lujo.
“Es el primero, espero que no sea el último”, comentó Frieri en medio de una amplia sonrisa luego de apuntarse ese salvamento en el Coliseo de Oakland en un partido de 11 episodios frente a los Atléticos. “Estoy bien emocionado. He estado esperando por este momento por bastante tiempo. Me siento afortunado de haber recibido esta oportunidad”.
Los Angelinos no tienen actualmente una pieza fija para salvar juegos. El promisorio Jordan Walden es uno de los candidatos, pero no ha demostrado aún tener la madurez para desempeñarse en ese rol de manera fija. El zurdo Scott Downs aparentaba ser la principal alternativa, pero Frieri tiene la clase de repertorio y disposición mental para ese trabajo que puede cambiarle su forma de pensar a cualquiera.
Además, con la presencia del colombiano, Scioscia puede usar a Downs para retirar a zurdos bien difíciles en los episodios previos si así lo amerita la situación.
“La adquisición de Ernesto nos ha permitido poner a los demás lanzadores en puestos en los que se puedan sentir más cómodos”, analizó Scioscia. “La aparición de ese poderoso brazo derecho ha sido un gran refuerzo’’.
Una de esas piezas clave del bullpen de los Angelinos es el veterano Jason Isringhausen. Y en un lapso de 10 juegos, el cuerpo de relevistas de la novena basada en Anaheim tuvo una excelente efectividad de 0.89. Motivo enorme para eso es la presencia de Frieri.
Los números le dan la razón a Scioscia y al alto mando de los Angelinos, que adquirió a Frieri en una transacción a cambio del versátil venezolano Alexi Amarista y del lanzador de las ligas menores Donn Roach el 3 de mayo.
El sudamericano no permitió ni siquiera un hit en sus primeros 8.2 episodios a lo largo de sus primeros nueve encuentros con la novena. Por si fuera poco, ponchó a 19 bateadores, más que ningún otro serpentinero en los anales de los Angelinos en un lapso similar.
La calidad de Frieri no ha pasado inadvertida para los demás equipos.
“Luce bien, tiene un brazo sólido, buen material y se nota que lanza con bastante confianza en sí mismo”, expresó Bob Melvin, cuyos Atléticos fueron la víctima de Frieri dos veces en una serie de tres encuentros.
Ser intransitable por largos períodos de tiempo no es algo nuevo para Frieri, quien recuerda que en sus primeros 10 ó 12 encuentros con los Padres también le fue muy bien. Un vistazo a sus estadísticas confirma que no le batearon de hit sus primeros 18 adversarios en las Grandes Ligas a partir del momento que ponchó a su contrincante inicial, el jardinero venezolano Gerardo Parra, de los Diamondbacks de Arizona, el 26 de septiembre de 2009.
De hecho, Frieri fue pieza clave de un cuerpo de relevo tan hermético que estuvo a un paso de ser factor clave para que los Padres fueran la gran sorpresa en 2010. Ese año tuvo deslumbrante efectividad de 1.71 en 33 encuentros.
“Es verdad que me puse un poco triste cuando me cambiaron”, admitió Frieri. “Bud Black [dirigente de los Padres] me dijo que no me preocupase, que todo iba a salir bien en la medida que hiciera mi trabajo”.
El Frieri que brilla hoy con los Angelinos es un producto renovado en comparación con aquel jovencito que se abría paso hacia las Grandes Ligas desde que debutó profesionalmente hace casi una década.
“Ahora soy más agresivo”, comparó Frieri. “He mejorado mi balance al lanzar. Es algo con lo que yo mismo he trabajado para mejorar”.
El aspecto mental siempre lo ha acompañado. En este sentido, considera que tener la cabeza bien puesta es la diferencia entre deambular por las menores a establecerse en la Gran Carpa.
“Es importante tener ganas de salir adelante”, dijo Frieri, un concepto que debe ser buen consejo para todo joven lanzador. “Uno tiene que querer llegar a las Grandes Ligas. Muchos tienen talento, pero no todo el mundo es fuerte mentalmente para lograrlo”.
Su filosofía en la lomita es clara y contundente. “No me da miedo que me bateen”, enfatizó.
Con semejante mentalidad, un repertorio que incluye una recta a más de 93 millas por hora en la que confía plenamente, más la slider, la curva y un cambio que ha venido puliendo, tendrá el camino allanado hacia su meta de ser un cerrador titular en las Grandes Ligas.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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