Manolo Hernández Douen
Aquella noche será recordada como una de las más infaustas en la historia de la franquicia.
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La afición recibe emocionada a Buster Posey en Arizona y clama por gran retorno en 2012 del poderoso receptor. (Foto cortesía de Doug Greenwald) |
Con esa terrible lesión, los sueños se tradujeron en una angustiante pesadilla.
Casi 10 meses han transcurrido desde aquel 25 de mayo en el que los Gigantes de San Francisco perdieron al receptor Buster Posey en una dramática jugada en el plato, desvaneciéndose las posibilidades de que la novena dirigida por Bruce Bochy pudiera acceder a la oportunidad de brillar en la postemporada por segunda campaña seguida.
Aquel encontronazo en el plato con Scott Cousins, de los entonces Marlins de la Florida, derivó en la fractura del peroné y el desgarre de varios ligamentos en el tobillo izquierdo de Posey. Obviamente, eso lo dejaría fuera de acción por el resto de la temporada.
Pero ahora vuelven a sonreír los Gigantes y sus seguidores, a sabiendas de que cuentan con uno de los bates más productivos entre todos los receptores de las Grandes Ligas y una carta clave para el destino de la novena en 2012.
No hay que ser un experto en clarividencia para definir el porqué Posey, Novato del Año de la Liga Nacional en el 2010, es tan importante para los Gigantes.
La novena de naranja y negro tiene uno de los mejores cuerpos de lanzadores del Béisbol de Lujo, liderado por el dos veces ganador del Premio Cy Young Tim Lincecum, pero anotar carreras ha sido un enorme punto débil –más exacto sería escribir un tormento desesperante- para esta escuadra que comparte la Bahía del Norte de California con los Atléticos de Oakland.
Allí es donde encaja Posey, un cuarto bate natural, una fiera a la hora de producir carreras.
Seleccionado de quinto en la primera ronda del draft o reclutamiento para la pelota profesional en 2008 –detrás del paracorto Tim Beckham (Rays), el antesalista dominicano Pedro Alvarez (Piratas), el inicialista Eric Hosmer (Reales) y el abridor zurdo Brian Matusz (Orioles)-, Posey entró como una fuerte brisa de necesitado talento a los Gigantes al encargarse como receptor titular a fines de junio del 2010, una vez canjeado el estelar boricua Bengie Molina a los Rangers de Texas.Lo que hizo en apenas 406 turnos fue suficiente para poner al alto mando de los Gigantes a frotarse las manos de la pura satisfacción.
En aquella su temporada consagratoria Posey bateó para .305, con 18 palos de vuelta entera y 67 carreras producidas. No conforme con eso, impulsó cinco rayitas entre la Serie de Campeonato frente a los Filis de Filadelfia y la Serie Mundial ante los Rangers, brindándole a los Gigantes su único título absoluto desde 1954 y el primero desde que han sido inquilinos por más de medio siglo en San Francisco.A la defensiva demostró que no es ningún torpe detrás del plato. Todo lo contrario, los serpentineros de los Gigantes han quedado encantados con su pericia para pedir los lanzamientos adecuados a la hora buena. Y tiene tanta fuerza y exactitud en sus disparos a las bases que ha aniquilado a varios potenciales robadores aún antes de que iniciasen su respectivo deslizamiento en la segunda almohadilla.
Por si fuera poco, es un líder natural en formación.
Béisbol por Gotas aún recuerda las emotivas palabras del joven receptor al celebrar el título de los Gigantes junto a sus compañeros en el Centro Cívico de San Francisco, luego de un espectacular desfile por las principales avenidas de la ciudad.
“Vamos a disfrutar de todo esto, celebrar por un par de semanas y luego comenzaremos a prepararnos para llegar aquí otra vez”, exclamó entonces Posey ante el delirio del público.Desafortunadamente para Posey y sus Gigantes no pudieron convertirse en el primer equipo de la Liga Nacional que gana Series Mundiales seguidas desde los Rojos de Cincinnati en 1975 y 1976.
En contraste con el del 2010, el del 2011 fue un invierno frío para la fanaticada de esa divisa, que se preguntaba por lo que pudo haber sido, pero no fue.El banderín de la esperanza es enarbolado nuevamente en San Francisco, empero, fundamentalmente porque Posey marcha hacia su recuperación plena.
A lo largo de una preparación observada paso a paso con la celosa lupa del personal calificado para cuidar de su bienestar físico, Posey ha adelantado lo suficiente como para convencer a Bochy de que podrá alinear en nueve entradas como receptor en algún momento de la Liga del Cactus, señal inequívoca de que volverá a ser titular desde la aurora de 2012.
A lo mejor no juega con tanta frecuencia como en su grandioso 2010, por razones obvias, y es factible que sea alineado en algunas jornadas como primera base como lo hizo en la etapa en la que Molina aún era defensor de la receptoría, pero una cosa es cierta: cuando Posey esté en la alineación los lanzadores contarán con un respaldo ofensivo bastante respetable.
Gracias a las adquisiciones del dominicano Melky Cabrera y el puertorriqueño Angel Pagán, más la recuperación física del segunda base Freddy Sánchez y la convicción de que el venezolano Pablo Sandoval es un pelotero que ha progresado al mil por ciento a partir del 2011, los Gigantes están seguros de que tienen mucho mejor equipo en comparación a la temporada pasada.
Ese incremento de calidad se multiplica considerablemente con el retorno de Posey, quien cumplirá apenas 25 años el 27 de marzo.
La División Oeste de la Liga Nacional, que alterna campeones con la misma facilidad con la que alguien pudiera tomarse un vaso de agua, va a ser de nuevo bien dura por todo lo que ha mejorado el pitcheo de los campeones reinantes Diamondbacks de Arizona, y por las múltiples adquisiciones hilvanadas entre campañas tanto por los Rockies de Colorado como por los Dodgers de Los Angeles.No obstante, cuenten con los Gigantes como un hueso duro de roer en 2012. Y una de las razones fundamentales para ello será el retorno de un baluarte de la talla de Posey.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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