Manolo Hernández Douen
Barry Larkin llegó a Cincinnati cuando la Gran Maquinaria Roja ya era una fantástica leyenda.
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Barry Larkin, quien jugó toda su carrera con los Rojos, es el más reciente inquilino del Templo de los Inmortales. (Foto: cortesía de Cincinnati Reds) |
Le tocó escalar con una generación que devolvió a los Rojos a la cumbre del béisbol.
Ahora tiene un Monte Olimpo para sí solo. Uno en el que será recordado para siempre hasta por los tataranietos de sus nietos.
Larkin, 12 veces Todo Estrella, en nueve ocasiones ganador del Bate de Plata por su productividad a la ofensiva como paracorto y con tres Guantes de Oro para redondear lo completo que fue como pelotero, es ya integrante del Templo de los Inmortales, el Salón de la Fama de las Grandes Ligas.
Bateador de .295 de por vida –incluyendo tope de .342 en 1989- con 198 jonrones y 960 carreras impulsadas, Larkin, quien pegó 2,340 imparables y se robó 379 bases, fue hombre clave de aquellos Rojos que sorprendieron a los Atléticos de Oakland al barrerlos en la Serie Mundial de 1990.
El artillero derecho que defendió la franela de Cincinnati de 1986 al 2004 fue el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1995, y en 1996 fue el primer paracorto con 30 ó más robos y 30 ó más jonrones, en una sola campaña.
De acuerdo a la votación oficial de la BBWAA, Larkin apareció en 495 planillas, un 86.4% del total. Jack Morris (66.7%), Jeff Bagwell (56.0%), Lee Smith (50.6%), Tim Raines (48.7%), Alan Trammell (36.8%) y el boricua Edgar Martínez (36.5%) fueron los otros ex peloteros que lograron 200 ó más votos. El poderoso, pero controversial jonronero Mark McGwire bajó su total al 19.5%.
El cubano Rafael Palmeiro (del 11 al 12.6% en su segunda votación) y el boricua Bernie Williams (9.6% al ser elegible por primera vez), seguirán en las tarjetas con miras a la próxima elección al recibir más del 5% requerido para ello. Ese no será el caso para el puertorriqueño Juan González (4%), el mexicano Vinicio Castilla (6 votos para un 1%), ni los boricuas Javier López y Rubén Sierra, con uno y ningún sufragio, respectivamente.
La ceremonia de exaltación al Salón de la Fama será el 22 de julio. Larkin será acompañado por el gran tercera base de los Cachorros de Chicago, Ron Santo, electo por el Comité de Veteranos. Asimismo, serán honrados en Cooperstown Bob Elliott y Tim McCarver, ganadores de los premios J.G. Taylor Spink y Ford C. Frick, dedicados a enaltecer a las principales figuras del periodismo escrito y comentaristas o narradores, respectivamente.
“Estoy increíblemente, increíblemente conmovido por esta experiencia”, aseguró Larkin poco después del mediodía del lunes 9 de enero al ganarse el derecho a entrar al Salón de la Fama de las Grandes Ligas en apenas su tercera oportunidad de elegibilidad. “Estoy muy complacido. Me sorprendió figurar en el 86.4% de los votos [necesitaba el 75%]. Es un número bastante alto”.
El nativo de Cincinnati se unió al legendario receptor Johnny Bench como uno de los dos únicos peloteros de la era moderna que jugaron toda su carrera con Cincinnati. El primero fue Bid McPhee, un segunda base de fines del Siglo IXX.
“Al tomar en cuenta el valor de su juego como pelotero completo para mí no ha sido segundo de nadie”, analizó el jardinero central Eric Davis inclusive antes de que fuera electo Larkin. “No entiendo el porqué no fue exaltado en su primera oportunidad de elegibilidad”.
Fue precisamente Davis uno de los mencionados por Larkin a la hora de darle crédito a sus ex compañeros por encaminarlo a la trayectoria que lo lleva a Cooperstown, así como también lo fueron el tercera base Buddy Bell y el versátil Pete Rose, quien le aconsejó a darlo el todo a cada momento en el diamante de juego.
Pero Larkin, quien retornó a la escuela para aprender a hablar español por ser “la única cosa que hacían mis ídolos Tany Pérez y David Concepción que yo no podía hacer”, nunca podrá olvidar al experimentado paracorto venezolano que lo ayudó tanto a que aprendiera la forma correcta como debía desempeñarse en su posición en la superficie artificial del estadio de Cincinnati, así como en otros parques de grama natural.
Además de ser su ídolo, Concepción fue su maestro, de acuerdo a lo que explicó Larkin a una pregunta de Béisbol por Gotas a través de la rueda de prensa telefónica de la BBWAA (Asociación de Cronistas Especializados en Béisbol, por sus siglas en inglés), cuyos 573 votantes elegibles –nueve tarjetas en blanco- determinaron su entrada a Cooperstown.
“Tuvo [Concepción] una enorme influencia en mí”, proclamó Larkin a la pregunta para los lectores de nuestro hogar beisbolero. “Se tomó todo su tiempo para ayudarme con lujo de detalles. Hasta me enseñó cómo podía copiar mejor su estilo de tirar la pelota de un bote para que el disparo pudiera llegar más rápidamente a la primera base.
“Todos estos consejos me los daba a sabiendas de que yo podía algún día sucederlo como paracorto de los Rojos”, agregó Larkin, hoy de 47 años de edad y dedicado, entre otros menesteres, a ser instructor de futuras promesas y comentarista por la televisión.
Irónicamente, el propio Rey David había pronosticado que Larkin no tenía lo ideal para ser un paracorto. Eso también lo relata Larkin.
“Yo estaba en la Universidad de Michigan”, rememoró Larkin, quien para entonces también era considerado como un posible jugador de football profesional. “[El ahora ex jardinero] Dave Parker me tomó a regañadientes de un hombro y prácticamente me arrastró hasta donde estaba Concepción, que me saludó, pidió verme las manos entonces llenas de callosidades y me dijo que las tenía muy duras.
“Concepción era el mejor campo corto que yo había visto en mi vida’’, elogió Larkin. “Era mi ídolo. Lo admiraba mucho al seguir de joven los fabulosos años de la Gran Maquinaria Roja’’.
Tanto idolatraba Larkin a Concepción, que ni siquiera pensaba que él mismo podría sustituirlo como número uno en la posición número seis.
“Yo no pensaba en reemplazarlo, sólo en ser su respaldo, jugar a su lado’’, explicó Larkin.
Curiosamente, alguien pensó también en la organización escarlata que Larkin debía ser más bien un segunda base, al punto de que lo movieron por dos juegos a esa posición en las ligas menores. Cincinnati también contaba en aquel entonces con otro paracorto joven, Kurt Stillwell, y Concepción era todavía el titular en las Grandes Ligas.
“Ese experimento terminó cuando se me fue el primer roletazo entre las piernas”, dijo Larkin.
Con el tiempo, Concepción lo ayudaría a convertirse en uno de los paracortos más completos de las décadas más recientes, cuyo historial queda inmortalizado en Cooperstown vinculado a otro gran paracorto venezolano por usar el 11, el mismo con el que se identificó en los diamantes de lujo Luis Aparicio, único de la patria de Simón Bolívar en el Salón de la Fama.
Eso obliga a una pregunta casi obligatoria. ¿Se le unirá Concepción a Larkin en Cooperstown? El venezolano volverá a ser elegible para el Comité de Veteranos en el 2013 y muchos entendidos –incluyendo un humilde servidor- consideran que el cinco veces Guante de Oro y paracorto de la inolvidable Gran Maquinaria Roja, debería entrar al Salón de la Fama. Por algo se mantuvo en las tarjetas respectivas de los cronistas por el tope de 15 años.
“No tengo voto y como novato al fin que también soy en esto al acabar de entrar al Salón de la Fama, no sé cómo es catalogado Concepción [por el Comité de Veteranos entre los grandes de su posición]”, señaló con sinceridad Larkin a la pregunta de Béisbol por Gotas. “Sí enalteceré [más] su nombre”.
Fiel a su palabra, Larkin insistió 24 horas más tarde, en la rueda de prensa organizada por el propio Templo de los Inmortales en Nueva York, que en su concepto el paracorto venezolano merece estar en el Salón de la Fama.
Con semejante paladín, Concepción tendrá más ayuda en su camino a la inmortalidad. El maestro ayudó al alumno. Ahora el pupilo consumirá turno al bate todas las veces que pueda por su consejero.
Con semejante paladín, Concepción tendrá más ayuda en su camino a la inmortalidad. El maestro ayudó al alumno. Ahora el pupilo consumirá turno al bate todas las veces que pueda por su consejero.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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