La curva que marea navega hacia nuevas aguas

Manolo Hernández Douen

La fanaticada de Oakland lo vio nacer, madurar, convertirse en estrella de la lomita.

Ahora se muda a la Liga Nacional para marear a los bateadores con su fantástica curva.

Gio González no sólo se convirtió en Oakland en tremendo lanzador,

sino se hizo querer por la fanaticada por su imagen fresca y contagiosa.

Gio González, el zurdo de la esplendorosa sonrisa, que pasó de ser un serpentinero inseguro a convertirse en uno de los abridores más confiables de las Grandes Ligas, vivió la misma experiencia de muchos jóvenes de los Atléticos de Oakland de la década más reciente: irse a nuevos horizontes.

Menos de dos semanas después de que su compañero de rotación Trevor Cahill fuera enviado a los Diamondbacks de Arizona, Gio González ha sido traspasado poco antes de la Navidad a los Nacionales de Washington, otro equipo de la Liga Nacional, por cuatro de las mejores promesas de esa organización.

“Estoy triste, pero a la vez contento”, confesó González a Béisbol por Gotas desde su hogar en Hialeah, Florida, donde estaba emocionada toda la familia, sobre todo su papá, Max, que le enseñó la curva cuando Gio era aún un niño que lo que deseaba era jugar básquetbol. “Triste, porque los Atléticos me dieron la oportunidad. Estuve con ellos desde los 22 años y ahora tengo 26. Contento, porque con esto los Nacionales dicen que me necesitan. Estoy emocionado”.

El canje de González es el perfecto caso del equipo en reconstrucción a otra organización que más bien hipoteca su futuro con tal de competir en el presente.

Es la ley de la pelota de hoy: el pez pequeño alimenta al más grande, hasta que le llegue el momento ideal para competir de nuevo.

Los Nacionales están convencidos de que pueden ser un hueso duro de roer en una División Este que se ha convertido en tan difícil como lo es el exigente Este de la Liga Americana.

Con una curva que sale como enviada desde el cielo para caer en la zona de strike, combinada con una recta que lanza consistentemente de 93-94 millas por hora -a veces por encima de eso- y que tira casi desde el mismo ángulo con una facilidad pasmosa, así como un cambio de velocidad madurado a fines del 2011, González ganó 31 partidos en las dos temporadas más recientes y no hay razón para dudar que vaya a conquistar lo mismo con la novena dirigida por Davey Johnson.

No hay duda de que Johnson recibirá con los brazos abiertos a un pitcher que aporta calidad y estabilidad.

Ningún abridor de un equipo no contendor ganó más juegos que González (16) en ambas Ligas Mayores en el 2011, pese a que formó parte de una novena que terminó siete cotejos debajo de los .500.

De paso, sumó 200 ó más episodios de trabajo en cada una de las dos temporadas recientes, en las cuales no se perdió ningún turno. Ninguno de los abridores que tendrán los A´s y los Nacionales en el 2012 puede ufanarse de algo ni remotamente parecido.

En la novena de la Capital se une al joven maravilla Stephen Strasburg, Jordan Zimmermann y John Lannan para confeccionar una rotación del 1-4 que puede darle satisfacciones a ese equipo por largo rato, ya que este cuarteto promedia sólo 25 años de edad.

Solamente le hace falta otro palo grande a Johnson para redondear junto al tercera base Ryan Zimmerman y al jardinero derecho Jayson Werth un tremendo trío al centro de la alineación. ¿Qué tal si abren las alforjas de par en par para firmar al poderoso inicialista Prince Fielder, actualmente un agente libre luego de ser un baluarte de los Cerveceros de Milwaukee?

Junto a González, los Nacionales reciben a Robert Gilliam, un pitcher abridor que lanzó en la Clase "A" en el 2011, en el canje que se confirmó 24 horas más tarde, el viernes 23 de diciembre, una vez los peloteros involucrados hubiesen pasado el respectivo chequeo médico/examen físico.

Entretanto, González, quien cumplió 26 años de edad en septiembre, deja atrás a un equipo que se la ha pasado toda una década en reconstrucción, armándose de buenos peloteros jóvenes que a la postre termina canjeando a otro equipo, un ciclo que se renueva una y otra vez, como el tema de la legendaria novela de Gabriel García Márquez, 100 años de soledad.

Así se fueron, bien en canjes o firmados como agentes libres, los integrantes de aquel famoso trío de Tim Hudson, Mark Mulder y Barry Zito. Así pasaron a otros horizontes Dan Haren y posteriormente Joe Blanton.

Justo cuando Oakland parecía contar a partir del 2009 con una rotación joven ideal con Brett Anderson, Cahill y González, sólo el primero permanece con la organización. Y quizás ese zurdo también hubiera sido cambiado de no ir al quirófano en el 2011.

Además de ser un pitcher de enorme talento, González también deja atrás una fanaticada entre la que se hizo querer como un hijo bien especial, que firmaba autógrafos antes de cada encuentro hasta mucho tiempo después de que sus compañeros se hubieran ido a los vestidores, que con una sonrisa contagiosa era carta de presentación de su organización.

"Es un gran muchacho, siempre con una sonrisa en el rostro", conceptuó el gerente general de los Atléticos, Billy Beane, al referirse al sobresaliente abridor zurdo. "No fue fácil".

Es cierto que los Atléticos obtienen por González un paquete de peloteros bien atractivo, ya que los cuatro jugadores obtenidos figuraban entre las principales promesas de los Nacionales.

Brad Peacock, con marca de 15-3 en el 2011 entre los niveles de Doble “A’’ y Triple “A” y Tom Milone, ganador de 12 encuentros en cada una de las tres temporadas más recientes en las ligas menores, competirán desde ya por puestos en la rotación, así como lo hará Jarrod Parker, un brazo obtenido en la transacción con Arizona por Cahill.

De todos estos peloteros, Milone aparenta ser el que mejor chance tiene de ganarse un puesto como abridor en el 2011, de acuerdo al alto mando de Oakland.

A.J. Cole apenas comienza su trayectoria profesional y luce como una gran promesa a sus 19 años de edad, pero está a un par de temporadas de distancia de las Ligas Mayores.

Derek Norris es un receptor de enorme paciencia en el plato –con razón lo desean los Atléticos, que tienen el promedio de embasamiento como bandera de presentación-, pero estará por verse cómo figura en los planes de Oakland porque ya tienen firmado hasta el 2013, con opción del equipo hasta el 2014, al careta titular Kurt Suzuki.

"Es temprano todavía, es bien jovencito y apenas ha jugado en la AA", respondió Beane a una pregunta de Béisbol por Gotas al respecto. "Es un atleta bastante bueno. Preferimos que juegue a diario [por ahora en las ligas menores]".

El precio por esta sangre joven es alto porque González es uno de los mejores abridores del béisbol y por eso lo querían muchos equipos contendores, entre ellos los propios Yankees de Nueva York hasta que el alto mando de los Atléticos exigió varios prospectos de lujo como el receptor venezolano Jesús Montero, el zurdo mexicano Manuel Bañuelos y el derecho de ascendencia dominicana Dellín Betances, un grupo que la novena de La Gran Manzana no estuvo dispuesta a aflojar de un solo golpe.

En contraste, si se toma en cuenta que los Atléticos se consideran como una novena que no tiene plata para competir con los presupuestos de los principales equipos de la Liga Americana, obtienen diamantes en bruto hasta que llegue el momento de ceder ese filón al mejor postor, como ocurrió, entre otros casos, con el jardinero venezolano Carlos González, hoy estrella de los Rockies de Colorado.

¿Y quién sabe? A lo mejor también cambian al cerrador Andrew Bailey, otro joven que se hizo estrella en Oakland y actualmente es carnada para sumar nuevos prospectos.

Mientras esto ocurre, el curvero de ascendencia cubana se irá a Washington para conformar un tremendo 1-2 con Strasburg, practicar más su español con los receptores venezolanos Wilson Ramos y Jesús Flores, y esparcir su sentido del humor.

"Ya tú sabes, ahora voy a batear", bromeó al hablar por teléfono con un humilde periodista latino al ser canjeado. "Pero no importa, tú sabes que soy jonronero, já, já, já. Ya me quieren poner aquí en la casa [en Hialeah] una caja de bateo".

Hasta pronto, Feliz Navidad para todos ustedes, apreciados lectores y, por favor, nunca pierdan la esperanza.