Manolo Hernández Douen
“La juventud anuncia al hombre como la mañana al día”.
John Milton ni siquiera soñaba con el béisbol en el momento de acuñar esa frase.
El colombiano Julio Teherán, uno de los diamantes en bruto que pudieran dar la talla de forma fabulosa a partir del 2012. (Foto: cortesía de Atlanta Braves) |
Pero lo que escribía el inmortal poeta inglés del Siglo XVII bien puede aplicarse al modo de pensar que impera en el Béisbol de Lujo.
El cada vez más alto costo de los agentes libres impulsa a los magnates a internarse cada vez más profundo en la densidad del bosque en busca de talento joven.
Ya no es raro que un equipo caracterizado por su presupuesto monumental confíe su destino a un jovencito como el lanzador dominicano Iván Nova (Yankees) o que una novena hambrienta de éxito suba de prisa a un gran prospecto como lo es el serpentinero Stephen Strasburg (Nacionales).
Sí. No hay duda de que el béisbol le tiende la alfombra roja, quizás ahora más que nunca antes, a muchos talentosos jóvenes.
El desenlace de los recientemente proclamados premios Novato del Año del 2011 fue, y valga la redundancia, un canto a la juventud.
De todos los peloteros que recibieron votos se puede armar la base de un trabuco.
Nova, Jeremy Hellickson –galardonado en la Liga Americana-, Vance Worley (Filis), el dominicano Michael Pineda (Marineros) y Josh Collmenter (Diamondbacks), rindieron tanto que los cinco resisten cualquier comparación con la mayoría de las rotaciones de las Mayores.
Si fueran parte de un mismo grupo de puros noveles recibirían la ayuda en un cuerpo de relevo encabezado por los cerradores Craig Kimbrel (Bravos) y Jordan Walden (Angelinos), y por un eficiente preparador del camino como lo es Kenley Jansen (Dodgers).
Asimismo, entre los que recibieron votos estuvo un receptor que dará mucho de qué hablar como es el venezolano Wilson Ramos (Nacionales); no uno, ni dos, sino tres inicialistas de postín en Freddie Freeman (Bravos), Mark Trumbo (Angelinos) y Eric Hosmer (Reales); hasta tres intermedistas, como Danny Espinosa (Nacionales), Darwin Barney (Cachorros), Dustin Ackley (Marineros) y un jardinero más rápido que un relámpago, Desmond Jennings (Rays).
Y eso sin contar unos cuantos noveles que no recibieron votos, pese a ser enormes para sus equipos, como el segunda base Jemile Weeks (Atléticos), el abridor Danny Duffy (Reales) y el cerrador Javier Guerra (Dodgers).
Lo más interesante es que el desarrollo juvenil apunta hacia un porvenir esplendoroso.
Sin ir muy lejos, valga el ejemplo de los Rays que en Hellickson contaron con un brazo fresco verdugo cinco veces en septiembre de contendores del poderoso Este de la Liga Americana.
Estos mismos Rays ya sonaron la clarinada para el 2012 con Matt Moore, otro brazo en el que tienen tanta confianza que su dirigente, Joe Maddon, no titubeó al darle la bola en la apertura de la Serie Divisional, recibiendo en recompensa una perla de pitcheo.
Moore calzará como anillo al dedo en esa rotación de los Rays, como lo hicieron previamente con poca experiencia David Price y, por supuesto, Hellickson.
No se puede escribir de novatos esplendorosos sin referirse a los Bravos, que tuvieron un espectacular 1-2 en el premio de la Nacional con Kimbrel y Freeman, simple y llanamente porque disponen quizás del trío de pitcheo joven más promisorio de las Grandes Ligas.
Uno de esos valores es colombiano y el otro dominicano. Ya sorbieron cafecitos en la meca del béisbol, y es muy factible que se consoliden pronto en la rotación de Fredi González.
De hecho, uno de ellos, Julio Teherán, de Cartagena, Colombia, ya subió a los Bravos para abrir, no porque estaba planeado de antemano sino por la necesidad urgente que se le presentaba a la novena de Georgia.
Teherán tiene apenas 20 años y viene de disfrutar de una temporada de ensueño a nivel de la Triple “A’’ al punto de que tuvo marca de 15-3 con efectividad de 2.55. Lució tan dominante que ponchó a 122 en apenas 144.2 episodios.
Con la recta fenomenal como bandera, lo que necesita Teherán es pulir el dominio de sus envíos secundarios, más o menos la situación que se le presentaba al dominicano Neftalí Féliz. Y todo el mundo ha visto que este excepcional lanzador de los Rangers ya es uno de los mejores cerradores de la pelota al traducir su potencial en realidad.
El otro, Arodys Vizcaíno, de Yaguate, República Dominicana, donde nació Pineda, fue utilizado en 17 encuentros por González como relevista –aún será considerado novato en el 2012-, pero tiene un brazo de tanta calidad que el venezolano Luis Salazar, quien lo dirigió en la Clase “A’’, asegura que cuenta con un futuro tan brillante como abridor como el que se anticipa para el diestro de los Marineros.
Otro jovencito, el panameño Randall Delgado, había impresionado a sus 21 años al redondear una estupenda efectividad de 2.83 en siete aperturas con los Bravos. En otras palabras, Atlanta tiene muchísimo talento entre sus lanzadores latinos jóvenes.
Ya que se habla de cafecitos, vale mencionar al receptor venezolano Jesús Montero y al jardinero Mike Trout, de los Yankees y los Angelinos, respectivamente.
Montero es el típico ejemplo del pelotero que no puede fallar, especialmente por la calidad de su estaca. Subido a los Yankees a fines del 2011, exhibió en 18 encuentros su talento al promediar .328, con cuatro jonrones y 12 carreras impulsadas, así como su capacidad para batear hacia la pradera contraria poco habitual para un joven que apenas cumplirá 22 años el 28 de noviembre. No lo quieren apurar porque ya tienen como cátcher titular al canadiense Russell Martin, pero es bien factible que se quede por ahora como designado a menos que los Bombarderos del Bronx firmen a un experimentado artillero para que el sudamericano se pula un poco más en las ligas menores.
Ya que de los Yankees se trata, pocas novenas se dan el gusto de tener un zurdo joven de la talla del mexicano Manuel Bañuelos. A sus 20 años, es factible que lo consideren como relevista al principio de su carrera en la meca de la pelota, pero tiene talento para desarrollarse como excelente abridor.
Trout bateó cinco jonrones luego de comenzar a coger el gusto a las Ligas Mayores y corre como el viento. Sería interesante ver dónde lo colocan, porque la novena de Anaheim luce superpoblada en jardineros, pero pudieran canjear al experimentado Vernon Wells para abrirle camino al joven de 20 años, una especie de Tim Salmon –que fue en 1993 el único Novato del Año hasta ahora en la historia del club- en formación.
A lo mejor la segunda mitad del 2012 significa la consagración del paracorto cubano José Iglesias con los Medias Rojas, aunque todavía lo consideren verde para ser titular en las Grandes Ligas, y más allá viene otro excelente campo corto de su patria, Adeiny Hechavarría, de los Azulejos, que aspira en la Triple “A’’ a una oportunidad en un futuro no muy lejano.
Por supuesto, a la hora de escribir de súper prospectos, no hay comentario lo suficientemente grande como para definir a Bryce Harper, una estrella del futuro. Es factible que lo puedan ver jugar en la Capital por algún tiempo en el 2012, como pasó con Trout en Anaheim en el 2011, pero Davey Johnson y sus Nacionales no querrán apurar al joven de 19 años.
Domonic Brown, jardinero de los Filis y el dominicano Wilín Rosario, receptor de los Rockies, figuran entre los que en cualquier momento se disparan como hombres clave.
El talentoso zurdo cubano de los Rojos Aroldis Chapman y Brandon Crawford, de los Gigantes, aparecen en un grupo de jóvenes que ya jugaron bastante tiempo en el 2011 en las Grandes Ligas, pero que podrían consolidarse como estelares, el primero como abridor y el segundo como paracorto titular en el 2012.
Integrantes de un tercer grupo, como los jardineros Michael Choice y el ahora ex paracorto Grant Green, ambos de los Atléticos, y el jardinero central del futuro de los Gigantes, Gary Brown, no serán considerados para el 2012, pero tienen un mundo en el porvenir.
¿Y qué tal el guardabosque perlantillano Yoenis Céspedes o el lanzador japonés Yu Darvish, peloteros formados en otras latitudes que todavía no han firmado, pero ya se espera de ellos una tonelada de calidad?
La lista es demasiado larga como para mencionar a tantas promesas.
Sí, sin saber que escribían del béisbol, los poetas tenían razón. Como decía Rubén Darío: juventud, divino tesoro.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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