Manolo Hernández Douen
Era tan dominante que lanzaba más duro en la medida en la que avanzaba el juego.
Ganó 21 juegos en el 2005 para capturar el Cy Young de la Liga Americana.
Llegó a devengar hasta $16 millones por una temporada (2007) por su tremenda calidad como serpentinero de lujo.
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Bartolo Colón ha encontrado la fuente de la eterna juventud para reverdecer laureles con los Yankees. (Foto: New York Yankees) |
Sí. No hay ninguna duda de que Bartolo Colón fue un grande entre los grandes lanzadores de las Ligas Mayores en la primera década del Siglo XXI.
Y ahora, cuando parecía que el de Altamira, República Dominicana, había desaparecido por completo del mapa, oculto en el baúl de los recuerdos, se atreve a reverdecer laureles, como si no hubiera pasado ni siquiera una gota de agua debajo de los puentes desde sus gloriosos días en los que promedió 17 victorias por temporada en las ocho campañas desde 1998 hasta el 2005.
Colón ha venido lanzando un juego bueno tras otro con los Yankees de Nueva York, resolviéndole en buena parte a ese equipo la difícil emergencia que tenía en su rotación del 2011.
“Lo ha venido haciendo desde el 27 de febrero y no hay nada que me indique que no lo va a seguir haciendo”, elogió el dirigente de los Yankees, Joe Girardi, quien en su época como receptor fue testigo en carne propia de la enorme calidad de dicho serpentinero quisqueyano.
Al comenzar la segunda semana del mes de junio, Colón tenía marca de 4-3, con efectividad de 3.39, pero sin duda alguna su mejor juego en el primer tercio de la temporada fue la blanqueada permitiendo apenas cuatro hits que tiró el 30 de mayo frente a los Atléticos en Oakland. Ese encuentro se constituyó en su primer juego completo y primera lechada desde el 2006, su único triunfo de ese año.
Tan impresionante fue aquella faena en Oakland que en su antepenúltimo envío tiró su recta a 95 millas por hora. En otras palabras estuvo duro al final, como en sus mejores tiempos.
Mucha gente ha quedado boquiabierta con la actuación extraordinaria de Colón, uno de nueve lanzadores activos en las Grandes Ligas con por lo menos 2,000 episodios lanzados y 1,500 ponches, así como menos de 1,000 bases por bolas.
No obstante, a Tony Peña, quien fuera su manager en la pasada temporada invernal dominicana, no le parece nada extraño que sea capaz de lanzar a lo grande con los Bombarderos del Bronx.
De hecho, el instructor dominicano del poderoso conjunto de la Babel de Hierro estaba tan convencido de que su paisano haría un trabajo sólido que lo recomendó a su equipo desde el invierno pasado.
“No tuve ninguna duda”, afirmó Peña a una pregunta de Béisbol por Gotas. “Número uno porque se veía saludable y número dos, por la calidad de su pitcheo, su localización.
“Allá llegó a lanzar a 93-94 millas por hora”, reveló Peña, quien fuera dirigente de las Aguilas Cibaeñas, equipo con el cual Colón inició su senda del retorno a las Ligas Mayores. “Ahora ha vuelto a lanzar consistentemente a 94 y ha llegado hasta 96”.
Es más, Colón ha llegado a registrar 100 por hora, de acuerdo a la pistola de radar del parque de Anaheim, donde obtuvo su cuarta victoria de la campaña el domingo 5 de junio.
Por otra parte, el relevista quisqueyano Santiago Casilla, brazo bien importante en la coronación de los Gigantes de San Francisco como campeones absolutos de las Grandes Ligas en el 2010, también estaba convencido de que Colón reverdecería laureles en la meca de la pelota.
“Cuando descansas y vuelves, vienes más fuerte”, opinó Casilla, al comentar que vio a Colón con las Aguilas Cibaeñas y posteriormente con los Leones del Escogido en la postemporada de la tierra del merengue. “Se veía bien. Y ahora tiene una sinker que utiliza contra los bateadores zurdos”.
Si usted le pregunta al venezolano Francisco Cervelli, quien fuera el receptor de Colón en su extraordinaria tarde en el Coliseo de Oakland, también quedará impresionado con la respuesta.
“Su velocidad es increíble”, afirmó Cervelli al comentar al respecto para los lectores de esta columna. “Antes era a recta limpia nada más para todo el mundo. Ahora está lanzando un poco diferente. Tiene un par de envíos más.
“Creo que hay Bartolo Colón para rato”, pronosticó el joven receptor de los Yankees oriundo de la tierra de Simón Bolívar.
Nadie tiene una bola de cristal para adivinar la dimensión del aporte de Colón a los Yankees, pero al paso que va pudiera ganar 10 ó más juegos por primera vez desde el 2005, cuando obtuvo 21 victorias en su campaña esplendorosa con los Angelinos.
Asimismo, va consolidando su puesto como tercero en la lista de ganadores en las Grandes Ligas oriundos de la tierra del merengue. Bartolo lleva 157 éxitos, superado únicamente entre sus paisanos por Juan Marichal (243) y Pedro Martínez (219), uno en el Salón de la Fama y el otro futuro integrante del Templo de los Inmortales de las Grandes Ligas.
“Será hasta que Dios quiera”, declaró Colón, hombre de pocas palabras, sobre lo que pudiera ser su futuro como pitcher. “Yo me siento fuerte”.
El experimentado dominicano parece estar tan o más orgulloso de la calidad de su pitcheo que cuando hizo historia hace 10 temporadas al ganar 20 juegos en una sola justa de manera combinada para los Expos de Montreal e Indios de Cleveland en el 2002, una campaña en la que redondeó una excelente efectividad de 2.93.
En este sentido, es uno de dos lanzadores en la historia beisbolera con 10 ó más victorias en la misma temporada tanto en la Liga Nacional como en la Liga Americana. Hank Borowy, quien hilvanó la hazaña en 1945 con los Yankees y los Cachorros de Chicago, es el otro.
“Antes tiraba más duro, pero ahora tiro más strikes”, describió Colón al comparar el pasado con el presente. “Siempre lanzo como si el juego estuviera 0-0”.
La fanaticada de los Yankees cruza los dedos por Colón, quien también lucía bien a comienzos del 2008 en siete aperturas con los Medias Rojas de Boston.
Y si rinde el resto del 2011 como lo hizo en mayo, cuando trabajó seis episodios o más en cinco de sus seis aperturas y siete o más en tres oportunidades, el alto mando de los Yankees se sentirá satisfecho de haber logrado un enorme acierto con este valor latinoamericano.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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