Manolo Hernández Douen
Ningún niño sueña con ser un gran bateador designado cuando juega en el patio de su casa.
Quizás algún que otro jovencito aspire a dar el jonrón decisivo en la Serie Mundial, pero piensa en ejecutar también un engarce crucial.
El swing poderoso de David Ortiz es temido y respetado en todos los rincones del Béisbol de Lujo. (Foto por Michael Ivins/Boston Red Sox) |
Los bateadores designados, empero, han escrito a palo limpio muchas de las páginas doradas de la pelota moderna desde que esa fórmula fue adoptada en la Liga Americana en 1973.
Y entre los más productivos, pocos como David Ortiz, el “Big Papi” de los Medias Rojas de Boston.
Con cada batazo, Ortiz se despega más y más como el pelotero que ha dado más jonrones e impulsado más carreras como bateador designado en los anales del Béisbol de Lujo.
Pero ese es un tema que el experimentado jugador de la tierra del merengue prefiere guardar para el día en el que se decida a colgar los spikes.
“No le pongo asunto a eso, porque ahora te enfocas en ganar juegos”, manifestó Ortiz al ser preguntado al respecto por Béisbol por Gotas. “Nunca me preparé [cuando subía como inicialista] para ser un bateador designado”.
Lo que sí emociona a Ortiz es que algunas de sus estadísticas lo equiparen con un gran ídolo suyo, como lo fuera el tremendo toletero puertorriqueño Edgar Martínez, a quien está dedicado cada año el premio al mejor bateador designado de la Liga Americana, ganado cinco veces por el fornido artillero zurdo.
Ortiz, cuyos 308 jonrones en ese rol -352 en total al iniciarse la jornada del 3 de mayo- lo convierten en el designado más poderoso de la historia, es también el mejor impulsador de todos los tiempos en esa misma función, superando la marca que tenía Martínez.
“Eso es algo especial”, aseguró Ortiz, quien llevaba para la citada fecha 1,015 impulsadas como designado. “A Edgar lo vi jugando mucho, cuando yo estaba subiendo [en los sistemas de sucursales] con los Marineros de Seattle”.
“El ha sido uno de los mejores bateadores que he visto en mi vida”, enfatizó el nativo de Santo Domingo, República Dominicana, que fuera catalogado el Bateador Designado de la Década del 2000 por la prestigiosa revista The Sporting News. “Me siento honrado que me comparen con él. Quiere decir que algo estoy haciendo bien”.
Las marcas no son las únicas pruebas del aporte que Ortiz ha brindado a las Grandes Ligas.
Sin los productivos batazos del “Big Papi”, los Medias Rojas quizás nunca hubieran roto la famosa “Maldición del Bambino” al ganar su primera Serie Mundial en 86 años en el 2004, cuando el poderoso bateador zurdo remolcó 11 carreras en la Serie de Campeonato de la Liga Americana frente a los Yankees de Nueva York, ni mucho menos habrían conquistado una segunda corona absoluta en el 2007.
Durante un lapso de cinco temporadas del 2003 al 2007, Ortiz, quien tiene seis campañas con 30 ó más jonrones y 100 ó más remolcadas, fue el único pelotero que figuró cada año entre los cinco primeros en la votación del premio Jugador Más Valioso de la Liga Americana.
Sus logros le han permitido ganarse justamente el respeto tanto de sus adversarios como de peloteros que han sido sus compañeros de batalla.
“Lo ha hecho por bastante tiempo con un equipo ganador en Boston”, elogió Michael Young, otro de los grandes bateadores de la Liga Americana en la década reciente. “Ha disfrutado de una carrera extraordinaria y lo sigue haciendo”.
Young, campeón de bateo del Joven Circuito en el 2005 con porcentaje de .331, siente en carne propia que ser un bateador designado no es ninguna perita en dulce, porque el hombre que ha defendido todas las posiciones del cuadro de los Rangers desempeña con Texas el mismo rol de Ortiz con Boston.
“Estoy seguro de que él se ha acostumbrado a eso [ser un designado], pero no es fácil”, expresó Young al ser consultado sobre el “Big Papi” para la elaboración de esta columna.
“Siempre he tenido una tonelada de respeto por su habilidad como bateador”, calificó Young, quien arrancó el mes de mayo como uno de los mejores impulsadores de la Americana. “No sólo es fuerte [físicamente]. Ha superado un par de arrancadas lentas y aún así ha podido alcanzar números grandes. Eso demuestra también lo duro que es mentalmente”.
Demoler a los lanzadores no es el único atributo de Ortiz como pelotero, de acuerdo al punto de vista de Coco Crisp, actual jardinero central de los Atléticos de Oakland, quien fuera compañero del artillero dominicano por tres temporadas, incluyendo la del título absoluto de Boston en el 2007.
“Sabe como disfrutar de este juego tan pronto llega al estadio”, reveló el veloz Crisp. “Tiene una personalidad verdaderamente llevadera. Eso es algo que realmente hace mejor a él y a muchos otros peloteros.
“Encuentra la manera de divertirse con los demás jugadores”, prosiguió Crisp. “Y sabe cómo mantenerse calmado y relajado [en las situaciones de apremio]”.
Un humilde periodista latinoamericano se pregunta qué es lo que motiva a este quisqueyano de 35 años de edad a seguir midiéndose a los lanzadores en las buenas y en las malas, y su respuesta es simple, pero clara y contundente.
“Mi familia, los fanáticos”, acentuó Ortiz. “Tenemos [en Boston] fanáticos que son exigentes, pero buenos. Y me siento saludable”.
Es interesante esa pregunta referente a su continuidad en Boston, porque ésta es su temporada final del contrato a través del cual devenga unos $12 millones en el 2011.
Y el mercado no ha sido muy generoso que se diga para los bateadores designados.
El también dominicano Vladimir Guerrero, uno de los grandes artilleros de la historia moderna, firmó para el 2011 con los Orioles de Baltimore por $8 millones y el japonés Hideki Matsui, Jugador Más Valioso de la Serie Mundial del 2009 con los Yankees de Nueva York, manifestó sentirse afortunado de obtener $4.25 millones de los Atléticos de Oakland porque no había mucho en la mesa de negociaciones para los designados de la actualidad.
“No estamos hablando de eso, es algo que viene”, simplificó Ortiz al preguntársele sobre un posible nuevo contrato con Boston.
Por supuesto, le encantaría permanecer el resto de su carrera con los Medias Rojas.
Sea como fuera, bien le toque repartir aún muchos batazos más para beneficio de los inquilinos del Fenway Park o que termine su excepcional trayectoria con algún equipo huérfano de poder como los propios Marineros, organización con la que comenzó su carrera profesional en los Estados Unidos en 1994 a los 18 años de edad, nadie podrá negar el significado de su legado.
Sí. Ortiz es un histórico bateador designado, un eterno demoledor de lanzadores.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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