Manolo Hernández Douen
Por muchas razones retornar a los Bravos ha sido una bendición para Fredi González.
Regresar a la organización que por largo tiempo fue su hogar tiene un significado especial.
Fredi González disfruta de la práctica antes de un juego en San Francisco junto a uno de sus peloteros más promisorios, el primera base Freddie Freeman |
Mantener el privilegio de constituirse apenas en uno de 30 hombres de béisbol que tienen bajo sus riendas a equipos de las Grandes Ligas es en esencia un canto a su capacidad.
Pero este caballeroso cubano sabe que, por encima de todas las cosas, ganar es un imperativo en la meca de la pelota, juegue donde juegue su respectivo equipo.
“Siempre hay presión para ganar”, aseguró González al conceder una entrevista a Béisbol por Gotas en San Francisco. “Nunca tuve otra mentalidad [aunque los Marlins suelen tener bajo presupuesto], porque esa presión siempre existe. Y estuvimos como se dice, en la comida, tuvimos buen récord”.
Por supuesto, para el nativo de La Habana será bien agradable triunfar con una organización en la que siempre ha tenido las puertas abiertas.
“No fue tan difícil [asimilar su nuevo empleo], porque cuando regresé después de cuatro años, luego de tener la oportunidad de dirigir a los Marlins, todavía permanecían aquí las mismas personas desde el muchacho que limpia los zapatos en el locker room [vestidor] hasta el presidente del equipo”, expresó González. “Nadie se movió”.
En su caso se produjo algo bien curioso. Aunque algunos equipos estaban interesados en sus servicios, los Bravos nunca colocaron sobre el tapete un candidato serio para reemplazar a su legendario estratega Bobby Cox, quien colgó los spikes luego de sumar 2,504 victorias, el cuarto mayor total en la historia de las Grandes Ligas y ser cuatro veces Manager del Año.
A un nuevo piloto pudiera caerle bien pesado que su predecesor permanezca en cuerpo y alma con la novena casi como si todavía estuviera al mando, pero ese no es el caso de González, quien conceptúa a su mentor Cox como un padre.
“Yo quiero que él [Cox] esté cerquita”, precisó González, Manager del Año de la Liga Nacional de acuerdo a la prestigiosa revista The Sporting News en el 2008. “El es tremenda parte de esta organización. La trajo hasta donde está ahora.
“Estuvo con nosotros todos los días en los entrenamientos’”, recordó el cubano de 47 años de edad. “Ahorita [a mediados de abril] está de vacaciones, pero tan pronto regresemos a casa va a estar allí. El quiere que la organización tenga orgullo, que tenga éxito”.
Aparte del gran respeto que este ex receptor le tiene tanto a Cox como a sus peloteros, una de las cosas que más le agrada es que el alto mando conserva una disposición ganadora.
“Este equipo siempre se mantiene en la pelea para clasificar a los playoffs”, enfatizó González, a quien su organización le tiene tanta estima que fue contratado pocos días después de que concluyó la gran carrera de Cox. “Al principio pueden haber huecos, pero los Bravos siempre tienen la historia de ir a buscar a alguien [un refuerzo en la posición en la que se le necesite] para ayudar a ganar antes de que se venza la fecha para cambios el 31 de julio”.
En el 2011, Fredi hereda lo que luce como un trabuco, armado como una excelente combinación de veteranos encabezada por un futuro integrante del Salón de la Fama de la talla del tercera base Chipper Jones y por los poderosos Brian McCann y Dan Uggla; pitcheo abridor sólido y juventud con enorme potencial como el jardinero Jason Heyward, tremendo en 2010 en su primera temporada como titular.
Un reto para González será llevar con buen pulso un cuerpo de relevo que tiene para los momentos de apremio a los jovencitos Craig Kimbrel y el zurdo Jonny Venters, ambos con gran potencial, pero con relativamente pocos juegos en las Grandes Ligas.
Con el fin de guiar a este equipo a lo que sería su segunda postemporada seguida, dispone de la valiosa experiencia de haber piloteado a los Marlins a una secuela sólida de éxitos, por cuanto llevó a la novena de la Capital del Sol a jugar sobre .500 en campañas consecutivas, algo que solamente ha sido conquistado dos veces por dicha franquicia.
“En cualquier cosa de la vida o el trabajo, la experiencia es importante porque uno tiene que pasar por ella”, filosofó González. “Por esa experiencia [de haber dirigido a los Marlins] creo que soy mejor dirigente que la primera vez.
“Aprendí muchas cosas que no sabía de esta responsabilidad de ser un dirigente de las Grandes Ligas”, prosiguió González. Crecí [con los Marlins] como manager. El segundo año fue mejor [84-77 en el 2008] que el primero [71-91 en el 2007] y el tercero fue mejor [87-75 en el 2009] que el segundo”.
En su primera temporada a cargo del timón de los Bravos, su objetivo es claro y preciso: el Clásico de Octubre.
“Ganar la División [Este de la Liga Nacional], ganar los playoffs y jugar hasta lo último [la Serie Mundial]”, puntualizó González. “Esa es la meta de nosotros”.
La tarea no va a ser como soplar y hacer botellas porque los Bravos juegan en una División bien difícil, en la que los Filis de Filadelfia son favoritos por contar con una de las rotaciones de abridores más impresionante de la historia y los propios Marlins del puertorriqueño Edwin Rodríguez van a ser un hueso duro de roer, por su pitcheo y su tremendo talento joven.
Sin embargo, los Bravos tienen las armas para volver a la cima y en su timón cuentan con un piloto que ha demostrado capacidad y tenacidad para salir airoso.
Y que en su retorno a la franquicia del estado de Georgia se siente como pez en el agua.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
Comentarios