Manolo Hernández Douen
Medio siglo es una eternidad si se toma en cuenta todo lo que ha ocurrido desde 1962.
Juzgue usted por algunos hechos relevantes. Manny Mota se prepara en San Francisco para un juego de los Dodgers a unas 72 horas de que se cumplan el 16 de abril 50 temporadas de su debut en las Grandes Ligas con los Gigantes. |
Brasil le ganó la final a Checoslovaquia en Chile para conquistar el segundo de sus cinco títulos mundiales de fútbol.
Marilyn Monroe fue encontrada muerta, los Beatles tenían apenas dos años de haber debutado, y venían al mundo con un mes de diferencia entre ambos la famosa actriz Jodie Foster y el cuatro veces campeón mundial del peso completo Evander Holyfield.
Sí. Medio siglo es bastante tiempo.
Precisamente hace 50 temporadas debutaba en las Grandes Ligas Manuel Mota, exactamente el 16 de abril de 1962 con los Gigantes de San Francisco.
Vale poner esos datos históricos en perspectiva, ahora cuando este humilde dominicano se siente tan satisfecho como el primer día de aportar su granito de arena al apasionante mundo del diamante.
“Estoy agradecido y bendecido”, comentó Mota, en torno a toda una vida dedicada al béisbol.
Figura emblemática de la pelota dominicana, legendario artillero emergente, fructífero instructor de bateo, formador de varias generaciones de grandes peloteros, Mota es el ser humano más accesible del mundo para tirios y troyanos, desde el jovencito que aspira a escuchar sus consejos o alguien que busque su punto de vista sobre temas de la disciplina deportiva que tanto le apasiona.
“Sin el apoyo de nuestra familia ni de Dios, nada hubiera sido posible”, expresó Mota al hablar de su medio siglo dedicado al Béisbol de Lujo para los lectores de Béisbol por Gotas. “Doy gracias a Dios por darme esta oportunidad de permanecer en este juego que tanto me ha dado, y a las organizaciones que me lo han permitido, especialmente los Dodgers de Los Angeles por los últimos 43 años”.
Mientras se desarrolla la conversación, Mota requiere de menos de media hora para ir construyendo prácticamente de la nada un artefacto simple, pero bien útil.
“Es un colador”, sonrió Mota, que a su debido tiempo, luego de coserle un calcetín a su instrumento, le dará su obra como regalo a otro ser humano que quisiera deleitarse con un rico cafecito, pero que ni siquiera pudiera comprarse algo tan simple. “Hago como 100 cada año. Me sirve para distraerme.
“Hay que tratar a la gente como nos gustaría ser tratados, compartir con las personas más necesitadas”, es la filosofía de Mota, cuya Fundación Internacional Manuel Mota ha auxiliado a tantas personas, especialmente a los niños de su querida patria, a lo largo de muchos años.
Los que no recibieron mucha bondad de Mota fueron los lanzadores rivales.
Conocido como Manny Mota en la pelota norteamericana, el nativo de Santo Domingo conectó 150 hits como bateador emergente, en su tiempo una marca en las Grandes Ligas y actualmente la tercera de todos los tiempos. A través de su trayectoria con los Gigantes, los Piratas de Pittsburgh, los Expos de Montreal y los Dodgers, redondeó un sólido porcentaje de por vida de .304.
Pensar que tenía apenas 19 años cuando debutó en las ligas menores en 1957. Ese mismo jovencito hilvanaría una trayectoria de 20 temporadas como pelotero activo en la meca de la pelota.
“Veníamos preparados no solamente para llegar, sino para establecernos en las Grandes Ligas”, recordó Mota de su debut en las Grandes Ligas en 1962. “Agradezco a los Gigantes, que me dieron la oportunidad”, rememoró Mota. “Con ellos tuve momentos inolvidables, con Willie Mays, Willie McCovey, [el boricua] Orlando Cepeda, [sus paisanos] Felipe Alou y Juan Marichal.
“Willie [Mays] me tomó bajo sus alas”, agradeció el nativo de Santo Domingo. “Para mí fue un gran consejero, un gran orientador”.
Por supuesto, al paso de tanto tiempo, ha visto como la pelota ha sufrido tremendos cambios.
“Todo evoluciona por lo mejor”, conceptuó Mota, quien cumplió 73 años de edad el pasado 18 de febrero. “Uno se va adaptando a los ajustes y los cambios. Cuando surgieron la expansión y la regla del bateador designado, eso cambió completamente el juego”.
Mientras iban cambiando los tiempos, se sentía cada día más orgulloso de “tener una linda familia, contar con muchos amigos, vivir cada momento con alegría”.
Una gran satisfacción para Mota fue ver a dos de sus hijos, Andrés y José, jugar en el Béisbol de Lujo, y otra tan enorme como esa fue saborear el privilegio de ver como los integrantes de su vasta descendencia iban llegando uno a uno a la universidad.
Si algo le pudo haber faltado a su carrera fue ser un piloto al máximo nivel, luego de tener éxito como tal en la tierra del merengue, pero eso no constituye motivo de amargura para él.
“Siempre quise ser un manager de las Grandes Ligas, eran mis sueños, mis aspiraciones”, indicó Mota. “Reconocía que no iba a ser fácil, pero siempre fuimos positivos y perseverantes. Para mí fue un honor ser entrevistado por los Dodgers [recuerda que quedó de segundo con miras al 2001, cuando Jim Tracy obtuvo esa responsabilidad]. Dios consideró que ese no iba a ser mi rol”.
Hoy día, como instructor de asignaciones especiales de los Dodgers, llega al mediodía al estadio, siete horas antes del comienzo de cada juego, siempre dispuesto a ayudar a los peloteros de las nuevas generaciones, ávidos de captar un rayito de su valiosa experiencia.
“Estoy trabajando todos los días con él”, reveló el también dominicano Juan Uribe, uno de los peloteros actuales que mejor reúne las cualidades de versatilidad a la defensiva con productividad a la ofensiva. “Uno nunca acaba de aprender y él me ha ayudado muchísimo.
“Hay que sentirse bien orgulloso de personas mayores como Manuel Mota, porque ellos fueron los que nos abrieron las puertas hacia las Grandes Ligas”, enfatizó Uribe, un baluarte de los campeones Gigantes hasta el 2010 que debuta con los Dodgers en el 2011.
La evolución de Mota al paso del tiempo ha sido percibida con lujo de detalles por la voz de los Dodgers en español, el ecuatoriano Jaime Jarrín, integrante del Salón de la Fama de las Grandes Ligas.
“Manuel es un verdadero caballero dentro y fuera del diamante”, calificó Jarrín, quien se encuentra en su 53ra temporada como narrador de los Dodgers.
Jarrín lo admira por la capacidad de Mota para dedicarle su vida al béisbol y a la vez por ser un extraordinario padre de familia.
“Por experiencia propia sé que la longevidad es difícil de alcanzar, pero él lo ha logrado con esfuerzos y sacrificio”, describió Jarrín. “Con tantos hijos (8) que tiene, es un mérito mucho más grande. Y en el béisbol lo ha hecho todo”.
¿Y por cuánto tiempo más tendrá Latinoamérica el privilegio de tener tan insigne representante?
“Hasta que Dios lo decida”, simplificó Mota. “Mientras tenga deseo y salud, mientras pueda ser de utilidad con mis humildes conocimientos”.
Cuando le toque retirarse, tantos y tantos protagonistas y amantes de la pelota tendrán muchas razones para recordar con cariño y orgullo a este noble hijo de la tierra del merengue.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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