Manolo Hernández Douen
Su curva es impresionante y efectiva, lanza su recta con fluidez a excelente velocidad y ahora puede tirar el cambio en cualquier cuenta.
Es Gio González, una promesa de la lomita convertida en realidad.
No conforme con sobresalir como lanzador, Gio González disfruta firmando autógrafos a granel para la fanaticada en sus días entre aperturas. |
El serpentinero de ascendencia cubana de los Atléticos de Oakland ganó 15 juegos en el 2010 y está dispuesto a probar que eso no fue obra de la casualidad.
Kurt Suzuki espera cosas enormes de su compañero de batería y el receptor hawaiano de los Atléticos considera que cuando González está en su día, prácticamente no se le puede batear.
“En la medida que vaya entendiéndose a sí mismo se va a dar cuenta de que es un lanzador especial”, elogió Suzuki.
Tan especial es González desde la lomita que pudiera convertirse en uno de los grandes lanzadores zurdos del Béisbol de Lujo en la década de los años ’10.
Suzuki ha visto con sus propios ojos la evolución de González, desde que el joven nacido en Hialeah, Florida, ascendió a los Atléticos en el 2008.
De hecho, desde el instante de su llegada a las Grandes Ligas hasta los actuales momentos hay una diferencia como de la Tierra a la Luna.
Con potencial para ponchar adversarios a granel, el zurdo de la extraordinaria curva liquidó a 171 bateadores por la vía de los strikes en 200.2 innings de trabajo en el 2010, un año consagratorio para él ya que tuvo marca de 15-9 y efectividad de 3.23 con una novena que jugó exactamente para .500.
El progreso fue enorme en comparación al 2009, cuando tuvo registro de 6-7 y efectividad de 5.75 con los Atléticos en una temporada de sube y baja entre las Grandes Ligas y la Triple “A”.
“Es impresionante la manera como se desenvuelve ahora”, comentó Suzuki al contestar a las preguntas de Béisbol por Gotas sobre González. “Frente a ciertas circunstancias, se toma un respiro grande [antes de seguir su batalla con el bateador de turno]. Se nota que se siente bien cómodo. Y se emplea a fondo cuando es necesario hacerlo.
“Quizás perdía [como novato] un poco el enfoque, pero el año pasado dio un paso en firme al confiar mucho más en sus habilidades”, analizó Suzuki. “Ha hecho bastantes ajustes. Me hace sentir [su progreso] bien emocionado”.
Ya González, quien aprendió su curva fabulosa gracias a su padre, Max, cuando era apenas un niño que lo que deseaba era ser basquetbolista, había dados contundentes al ser el único Atlético capaz de permanecer en la rotación durante toda la temporada, algo de por sí enorme si se toma en cuando que Oakland tuvo la mejor efectividad (3.56) de la Liga Americana.
Su pretemporada del 2011, en la que hilvanó una efectividad de 2.30 –una de las mejores de abridor alguno en ese lapso de preparación-, fue el preámbulo de lo que pudiera depararle la actual justa, en la que fue instalado como el tercer hombre de la rotación por el manager de los Atléticos, Bob Geren.
No necesitó de mucho tiempo para revalidar esa confianza al ganar el primer juego de Oakland en el 2011, permitiéndole a su equipo evitar lo que habría sido una barrida a manos de los Marineros de Seattle de no haber salido de una situación bien comprometedora con la carrera del empate en base y ante dos artilleros de la talla de Ichiro Suzuki y Chone Figgins.
Para ese crucial momento, ya González tenía más de 100 lanzamientos, usualmente una señal para Geren de que es hora de acudir al cuerpo de relevistas, pero el piloto de Oakland tuvo confianza en la cada vez más incrementada madurez de su zurdo en la lomita.
Ese tipo de decisión es la que toma un piloto cuando cuenta con un lanzador bien confiable. No hay duda de que a comienzos del año pasado lo hubiera enviado a las duchas, pero Geren sabe ahora que en González tiene un pitcher sólido, no un jovencito en proceso de aprendizaje.
¿La respuesta de Gio? Eliminó al temible Suzuki, un japonés que se encamina a paso veloz y seguro hacia el Salón de la Fama, con un manso roletazo a sus propias manos, y ponchó a Figgins, ambidextro que promedió .330 en el 2007, para salir del atolladero, mientras la fanaticada enloquecía en las tribunas del Coliseo de Oakland.
“Seguimos con él porque pensé que iba a salir del aprieto y lo hizo con un gran lanzamiento [frente a Suzuki]”, agradeció Geren, quien fuera receptor de los Yankees de Nueva York y los Padres de San Diego en sus días como pelotero activo. “El comando que tiene sobre sus envíos ha mejorado y eso viene con la madurez.
“Las cosas que le molestaban en el pasado ya no le preocupan”, agregó Geren.
Por supuesto, destacar en la mejor pelota del planeta como pitcher no es como soplar y hacer botellas. González sabe que para seguir mejorando necesita trabajar duro para pulir las habilidades que Dios le dio.
“Quiero ser un mejor pitcher”, aseguró el zurdo con la humildad que lo caracteriza. “Mis compañeros de rotación son caballos [refiriéndose a los promisorios Trevor Cahill, ganador de 18 cotejos en 2010, y Brett Anderson, y los más experimentados Dallas Braden, autor del juego perfecto #19 en la historia beisbolera y Brandon McCarthy] y quiero ser como ellos”.
Una razón para el progreso de González fue su agotadora preparación entre temporadas.
“Entrené fuerte todos los días y apenas me tomaba un descanso los fines de semana”, informó González en torno a su faena en Hialeah con su propio preparador físico, Sergio Pacheco. “El entrenamiento fue riguroso, especialmente para las piernas”.
Tan pronto terminó la justa del 2010, ya estaba enfocado con miras al 2011, pero lo que hicieron los campeones absolutos Gigantes de San Francisco, vecinos de los Atléticos en la Bahía norcaliforniana, con su tremendo cuerpo de lanzadores, más el potencial del joven pitcheo de Oakland, estimulan aún más al zurdo de apenas 25 años de edad.
“Me siento más fuerte que nunca antes”, calificó González. “Sé que esta es una temporada bien importante para nosotros”, calificó González. “Quiero ser más agresivo, tirar más strikes. Deseo ayudar a los Atléticos a ganar muchos juegos para que podamos ir a la Serie Mundial”.
Tan inspirado se sentía González con miras al 2011 que quería comenzar a tirar pelotas prácticamente desde el mes de noviembre.
“Liván [Hernández] me aconsejó que no comenzase hasta diciembre”, reveló González. “Por supuesto, le hice caso. Conocí a Liván y a otros lanzadores cubanos a través de ‘El Duque’ [Orlando Hernández], cuyos movimientos quería imitar cuando era más joven”.
Al paso que va González, quizás algunos jovencitos quieran imitar a esta promesa convertida en realidad, un pitcher que sin duda va encaminado hacia el estrellato en el Béisbol de Lujo.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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