Manolo Hernández Douen
Dicen que la vida comienza a los 40, pero lo más seguro es que el inventor de esa frase no la utilizaba con referencia al béisbol.
A los 40, el deseo, el entusiasmo, la motivación se han ido para la mayoría de los peloteros, si es que acaso se mantienen activos, debido a la inclemencia del almanaque.
Omar Vizquel rumbo a su 23era temporada en el Béisbol de Lujo (Foto Ron Vesely, Chicago White Sox). |
Pueden contarse con los dedos de una sola mano los beisbolistas que anualmente juegan en las Grandes Ligas con 40 años a cuestas. Usualmente son los lanzadores o los bateadores emergentes los que “sobreviven” esa difícil cita con el Padre Tiempo.
Omar Vizquel cumplirá 44 años de edad el venidero 24 de abril, pero no hay ninguna duda de que es la excepción que confirma la regla.
“Me siento muy bien”, aseguró Vizquel. “La energía que tengo me ayuda a recuperarme”.
Entusiasmo, dedicación y amor por la pelota han sido el norte de una trayectoria brillante en las Grandes Ligas para este pelotero venezolano que se prepara en Arizona con los Medias Blancas de Chicago para iniciar lo que será su 23era temporada en el Béisbol de Lujo.
“Nunca imaginé que iba a tener una temporada como esa [la del 2010]”, recordó Vizquel. “Me propuse seguir por otro añito más y afortunadamente los Medias Blancas pensaban de la misma manera. Nos pusimos de acuerdo [a la hora de hablar de contrato] bien rápido”.
Con la profesionalidad de siempre, Vizquel se presentó de manera impecable al Campo de Entrenamientos de los Medias Blancas, que de nuevo planean utilizarlo como suplente en las diferentes posiciones del cuadro en una campaña en la que aspiran a ir bien lejos en la postemporada.
Es factible que muchos hubieran pensado que iba a ser primordialmente en el 2010 un mentor para los peloteros jóvenes de Chicago, pero demostró que todavía le queda mucha gasolina en el tanque.
Participó en 108 de los 162 juegos del equipo de la Ciudad de los Vientos y promedió .276 en 391 turnos, más de la mitad de los que consume un pelotero que juega diario. Sus totales tanto en encuentros como en turnos fueron su mayor cantidad en una campaña desde el 2007.
En cierto lapso de la temporada la preocupación del manager Oswaldo Guillén no era saber si podía contar con su distinguido paisano sino buscar la manera de descansarlo.
Guillén aseguró en su debido momento que Vizquel fue la principal razón del porqué los Medias Blancas retornaron de una desventaja de nueve juegos y medio con respecto al primer lugar a la cima de la División Central de la Liga Americana en el mes de junio.
“Se cuida, es muy disciplinado y juega a la pelota con amor”, suele elogiar Guillén a la hora de hablar de su célebre paisano.
La actuación del futuro integrante del Salón de la Fama de las Grandes Ligas quedó desglosada entre 89 partidos en la tercera base, 19 en la intermedia y 9 en el shortstop, posición en la que hilvanó una trayectoria legendaria como titular iniciada en 1989 con los Marineros de Seattle. Hasta alineó en una ocasión como bateador designado.
Por supuesto, al mantenerse en plena actividad se ha ido acercando paulatinamente a cifras cada día más contundentes como bateador. Sus 2,799 imparables lo convierten en estos momentos en el 47mo de la historia de las Ligas Mayores en ese codiciado departamento.
No le pregunte usted, empero, al ganador de 11 Guantes de Oro, si aspira a lograr alguna meta estadística para la temporada que está a punto de comenzar, aunque vale apuntar que con tres imparables alcanzará al legendario George Sisler, quien bateó dos veces sobre .400; con 49 se equiparará con Brooks Robinson, para muchos el mejor tercera base de la historia y si dispara 84 –pegó 95 en el 2010- se nivelará al incomparable Babe Ruth en ese renglón.
“No tengo nada especial en la mente, porque a lo mejor no llego a consumir tantos turnos”, precisó Vizquel. “Lo que sí me propongo es estar listo para ayudar al equipo en todas las oportunidades posibles”.
Pase a lo que pase en la venidera temporada, ha redondeado una carrera que lo convierte en un firme candidato a integrar el Salón de la Fama de las Grandes Ligas en la primera ocasión que se le presente, cinco años después de retirarse como pelotero activo.
Allí se reunirá algún día con su célebre paisano Luis Aparicio, quien le cedió el uso de su número 11 que ya había sido retirado por los Medias Blancas a sabiendas de que el tradicional 13 de Vizquel ya le pertenecía al propio piloto Guillén.
“No veo como lo puedan dejar fuera [de Cooperstown]”, opinó Mike Hargrove, quien fuera uno de los dirigentes de Vizquel con los Indios de Cleveland, al presentarse como comentarista de una transmisión televisiva reciente de un juego de la pretemporada por Major League Baseball. “Debe entrar en la primera votación. Es uno de los peloteros más especiales que ha tenido el béisbol en mucho tiempo”.
La posibilidad de integrar algún día el Templo de los Inmortales es el sueño de todo beisbolista y Vizquel no es la excepción, pero eso es algo que no le preocupa en los actuales momentos.
“Me alegro que me comparen [con los grandes paracortos de la historia], pero no pienso mucho en eso”, afirmó Vizquel. “Eso no dependerá de mí y además no será hasta cinco años después de mi retiro”.
Por los vientos que soplan, ese retiro está aún lejano en el horizonte. A fines del 2010, Guillén, quien tiene apenas cuatro años más que Vizquel, pronosticó que a su paisano le quedan posiblemente dos temporadas más en las Grandes Ligas.
De paso, en el momento en el que Vizquel celebre su cumpleaños 44 habrá rebasado al inmortal paracorto Honus Wagner, leyenda de los Piratas de Pittsburgh que jugó hasta los 43.
Así como va, el momento de una votación en la que esté involucrado Vizquel no se producirá hasta el año 2016, 2017, 2018, 2019…
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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