Manolo Hernández Douen
Usted lo ha visto batear, correr, fildear, poner el alma en el diamante.
Se nota a simple vista que Andrés Torres es de ese tipo de pelotero que nunca desmaya en su esfuerzo diario al servicio de los Gigantes de San Francisco.
Andrés Torres aseguró en San Francisco que se siente mejor que nunca con miras a la temporada del 2011. |
Pero ahora, a pocos días de incorporarse al Campo de Entrenamientos de los campeones absolutos de la pelota en Scottsdale, Arizona, el efervescente beisbolista de la Isla del Encanto vislumbra con entusiasmo otro objetivo claro y contundente: consumir un enorme turno al bate con su corazón para la niñez.
Torres, orgullo de la pelota puertorriqueña, lanzará en julio tanto en su patria como en los Estados Unidos un documental que tendrá una duración entre 60 y 90 minutos para ayudar a la juventud a enfrentar la difícil condición que él mismo encara dentro y fuera del diamante.
“Es un documental de mi vida, pero sobre el déficit de atención con hiperactividad”, reveló Torres para los lectores de beisbolporgotas.com. “No se trata de mí, sino de ayudar a los niños, darles a ellos esperanza, que perseveren, que nunca es tarde”.
Siempre alegre, siempre poniéndole un mundo a su actuación, bien sea como jardinero o como la bujía del ataque de los Gigantes, nadie imaginaría que Torres enfrenta una condición semejante.
“No tenía conocimientos de mi condición”, comentó Torres. “Me la diagnosticaron en el 2002. No me tomaba los medicamentos. Tuve hasta el 2007 sin hacerlo. Cuando comencé la terapia, el cambio fue como del cielo a la tierra.
“Consiste en que tienes problemas de atención”, explicó Torres. “No te puedes enfocar. Trato de hacer las cosas rápido, se me olvidan. Tengo muchas cosas en la mente cuando voy al terreno”.
El jardinero boricua desea que tanto la niñez como todo ser humano de cualquier edad sepan que se pueden superar todas las barreras con amor y perseverancia.
“Es [el documental] sobre cómo me crié, de todo lo que he logrado, de cómo me afectó, de los tropiezos”, detalló Torres. “Quiero que la gente vea de donde vengo, de lo que he logrado, gracias a Dios, poniendo el corazón”.
Brillar en la caja de bateo no es fácil. Hacerlo con un mal semejante como enemigo es más duro todavía.
“Es una condición seria”, calificó Torres. “No es fácil, tienes muchos cambios en tu forma de ser, pero tampoco es imposible. Queremos ayudar a las familias, a personas que tienen esta condición.
“Vamos a hacer algo bien chévere, bien positivo”, aseguró Torres. “Vamos a tratar de llegar al corazón de la gente. La educación los va a ayudar muchísimo.
“Hay millones de personas que tienen esta condición, tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo”, expresó el veloz guardabosque. “Pero siempre hay esperanzas. No importa la condición que tengamos, hay personas que nos quieren”.
Del cariño de sus semejantes pudo empaparse Torres en Puerto Rico, donde muchos se le acercaron para reconocer su esfuerzo, felicitarlo por su éxito con San Francisco y también para pedirle consejos.
“La gente está orgullosa, bien contenta”, comunicó Torres, esgrimiendo una amplia sonrisa al hablar con un humilde columnista latinoamericano en un palco del hermoso parque de los Gigantes.
“Fue una experiencia bonita, la gente se ha portado muy bien conmigo”, relató el puertorriqueño. “La vida cambió, pero creo mucho en la fanaticada y siempre saco tiempo para ella”.
Por supuesto, también ha dedicado un tiempo vital entre temporadas a prepararse con el objetivo de ayudar a los Gigantes a hilvanar algo que no ha logrado ningún equipo de la Liga Nacional desde los Rojos de Cincinnati en 1976: ganar la Serie Mundial por dos años consecutivos.
“No jugué pelota invernal por primera vez en 12 años, pero he estado entrenando muchísimo”, dijo Torres, cuyo aspecto físico actual es el de un deportista que nunca ha dejado de practicar. “Me siento súper rápido”.
De hecho, Torres, quien se califica como “un atleta que se hizo pelotero”, trabajó bastante en el aspecto de la fuerza y la velocidad, pero en esta ocasión adaptó más su preparación a lo que se refiere al juego de pelota en sí.
“Hice muchas pesas, muchas repeticiones, bastante trabajo de pista y campo, que es mi pasión”, indicó el pelotero que cumplió 33 años de edad el pasado 26 de enero. “Me he basado en correr, pero ahora es diferente. A veces me meto en la pista, pero mi trabajo es jugar pelota. Por eso, mi entrenamiento fue de velocidad en el diamante, porque quiero robar más bases”.
La situación en la que se presentará va a ser totalmente diferente a la que encaró cuando acudió a Scottsdale en la primavera del 2010.
En aquella oportunidad iba como un quinto o sexto jardinero, pero a la postre se quedó con el bosque central y tuvo promedio de embasamiento de .343, con 43 dobletes –undécimo total en las Grandes Ligas-, 16 jonrones, 26 bases robadas, 84 carreras anotadas y 63 producidas –número bien en alto si se considera que fue usualmente el primero en el orden-, relegando al estelar Aaron Rowand a un rol de suplente.
“No voy a dormirme, no puedo hacerlo, porque sé que camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, manifestó el hombre que encontró un hogar con los Gigantes luego de muchos años de altas y bajas en la pelota profesional.
Los que han palpado de cerca tanto su progreso como su triunfo contra la adversidad cuentan con él para un 2011 de altos quilates.
“Físicamente se encuentra en tremenda condición”, conceptuó el instructor de bateo de los Gigantes, Hensley “Bam Bam” Meulens. “Se ha preparado muy bien. Supo aprovechar una gran oportunidad, fue uno de los mejores primer bate de toda la Liga Nacional, pero no está confiado”.
Meulens se confiesa como un gran admirador de este dinámico jardinero.
“Andrés demostró que se puede padecer de esa condición y aún así tener éxito”, dijo el curazoleño Meulens. “Fue nuestro catalizador [en el 2010]”.
Para el manager de los Gigantes, Bruce Bochy, el aporte de Torres ha sido enorme y espera ver más de lo mismo en el 2011.
“Acude bien entusiasmado a los Entrenamientos de Primavera como nuestro primer bate”, informó Bochy. “Solamente queremos que sea él mismo”.
El ex receptor que llevó a los Gigantes a la gloria por primera vez en su historial de más de medio siglo en San Francisco califica a Torres como todo un ejemplo.
“Su historia es grandiosa, por toda la adversidad que ha tenido que encarar”, elogió Bochy. “Es un ejemplo claro del pelotero que se ha forjado a sí mismo.
“Es una historia que los niños necesitan ver como un ejemplo de que deben siempre perseverar, luchar por sus sueños, nunca rendirse”, filosofó Bochy. “El nunca se rindió”.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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