Manolo Hernández Douen
Pablo Sandoval dejará que la báscula “revele” el fruto de su ardua preparación.
Pero hay algo cuyo progreso ya puede medir con seguridad: la confianza en sí mismo.
Pablo Sandoval está convencido de que volverá a ser el productivo bateador que acribilló a los lanzadores de manera consistente en el 2009. |
“He mejorado al mil por ciento”, aseguró el tercera base venezolano de los Gigantes de San Francisco. “La había perdido [la confianza]. Voy a ser el mismo Pablo del 2009”.
Sandoval se presentó en impecables condiciones físicas al AT&T Park de San Francisco en el primer fin de semana de febrero, dedicado tradicionalmente a la fanaticada de una ciudad que en esta ocasión celebra con mayor gusto porque sus Gigantes ganaron la Serie Mundial del 2010.
El ambidextro venezolano, que bateó .330 –segundo mejor promedio de la Liga Nacional tras el .342 del dominicano Hanley Ramírez, de los Marlins de la Florida- en su primera temporada completa en el Béisbol de Lujo, cayó a .268 en el 2010 y eventualmente dejó de alinear como titular.
Pocos días después de ganar la Serie Mundial sobre los Rangers de Texas, los Gigantes le lanzaron un reto. Y Sandoval lo aceptó, a sabiendas de que estaba en juego su carrera en las Grandes Ligas.
Para asegurar su puesto como tercera base titular, necesitaría someterse a una rigurosa preparación física durante el invierno y trabajar duro en su mecánica de bateo desde los Entrenamientos Primaverales para contrarrestar los ajustes que frente a él hizo de manera sobresaliente el pitcheo de los demás equipos de la Liga Nacional.
La primera mitad de la meta ha sido cumplida. Y con creces.
El nativo de Puerto Cabello, Venezuela, se quedó en Arizona bajo las órdenes del preparador físico Greg Oliver y con la tremenda ayuda de Dan O’Brien, campeón olímpico del decatlón en Atlanta ’96 y tres veces monarca de esa exigente especialidad en el Mundial de Atletismo.
“Trabajé duro en todo, corriendo desde los 400 metros planos hasta la milla; levantando pesas, poniéndome en forma”, explicó Sandoval, de apenas 24 años. “¿Cuántas libras he perdido? Eso no lo voy a decir ahora. Lo va a decidir la balanza el 19 de febrero [cuando pesan a los peloteros al reportarse al Campo de Entrenamientos de los Gigantes]”.
O’Brien, famoso por su tenacidad, le aconsejaba que nunca se rindiera en las sesiones bajo su supervisión de dos veces diarias, tres días a la semana. Y el venezolano nunca bajó la guardia. Tanto es así, que varias veces dejó parte de su comida en el suelo corriendo luego de subir una exigente cuesta en Arizona.
“No fue un trabajo fácil”, reconoció Sandoval. “He aprendido muchas cosas. He mejorado como ser humano. No soy la misma persona”.
Paralelamente al trabajo físico, ha tomado medidas para asegurarse de que su peso no vuelva a subir como la espuma.
“Tengo un cocinero que va a estar conmigo toda la temporada y se va a encargar de prepararme todas mis comidas”, reveló Sandoval. “A veces puedo comer hasta cinco veces al día, pero consumo más vegetales, más proteínas”.
“No he tocado una soda [refresco] en dos meses y medio, ni chips [bolsas de papitas fritas] tampoco”, subrayó en media de una sonrisa. “Voy a olvidar la comida latina por mucho tiempo. La voy a dejar para después de la temporada”.
El cambio físico es obvio. No parece el hombre cuyo peso a fines del 2010 parecía a simple vista muy por encima de las 250 libras.
“Sabía que tenía que cambiar mi cuerpo y las diferencias las he notado”, puntualizó el venezolano. “Me doy cuenta por la forma como me quedan los pantalones, la manera como se ajustan las correas”.
“Estoy en mejor forma física que en el 2009”, comparó Sandoval, quien debutó en las Grandes Ligas en el 2008, cuando promedió .345 en 145 turnos. “Mi peso era el mismo entonces que en el 2010”.
Ya la primera fase de su reto ha sido vencida. Ahora viene quizás la más difícil. Trabajar en los ajustes que necesita hacer todo pelotero joven en el plato, especialmente en una era en la que la tecnología le permite a los lanzadores contrarios magnificar cada deficiencia técnica de sus oponentes.
No tocó un bate por alrededor de dos meses y medio –a excepción del Derby de Jonrones de la pelota venezolana-, pero ya comenzó a darse cuenta, en sus primeros swings, que la diferencia es grande.
“El descanso me ha ayudado muchísimo”, reveló.
De hecho, ha tenido como consejero al ex jonronero Barry Bonds, quien le dijo por teléfono que necesitaba asegurarse de tener una mejor selectividad de lanzamientos en el plato.
“Necesito ser más paciente”, argumentó el sudamericano. “No voy a decaer. Sé que este es un año bien importante para mí. Es tan importante como el 2009. Tengo que pelear por mi puesto en los Entrenamientos de Primavera.
“La mentalidad la tengo bien fuerte”, indicó. “Mi carrera comienza de cero, pero sé lo que quiero: hacer las cosas bien, para ayudar a mi equipo a ganar de nuevo la Serie Mundial”.
No hay ninguna razón para pensar que Sandoval no vaya a ser de nuevo un baluarte de los Gigantes, como lo fuera en el 2009.
“Creo que aprendió su lección del año pasado”, pronosticó el instructor de bateo de los Gigantes, el curazoleño Hensley “Bam Bam” Meulens, quien por cierto trabajó durante el invierno como coach con los Bravos de Margarita y cerró como manager de ese equipo en la liga venezolana.
Meulens le tiene una fe enorme a lo que pueda hacer Sandoval en el 2011.
“Se ve bien, sólido”, especificó Meulens, quien tuvo el mérito de debutar como el coach de bateo en la temporada en la que los Gigantes ganaron la primera Serie Mundial en su historia en San Francisco. “Es un tipo bien talentoso que va a disfrutar de un nuevo comienzo. No queremos que cargue él solo con todo el peso del equipo, pero necesitamos que vuelva a su forma porque su aporte es bien importante para nosotros”.
Por su parte, el manager de los campeones reinantes de la pelota, Bruce Bochy, está bien orgulloso por el esfuerzo de Sandoval entre temporadas.
“Pablo necesitaba recuperar su confianza, su seguridad en sí mismo”, diagnosticó Bochy. “Está en sus manos tomar el toro por los cuernos”.
Por supuesto, la batalla apenas comienza para este pelotero tan querido por la fanaticada de los Gigantes, al punto de que por lo menos uno de cada 10 aficionados suele acudir al parque de San Francisco con indumentaria alegórica a su sobrenombre: “Kung Fu Panda”.
Y lo que haga con el madero y a la defensiva contestará la pregunta de si Sandoval, uno de los grandes peloteros jóvenes de la Gran Carpa, podrá ser ese jugador que tan bien lució en sus primeros pasos en las Ligas Mayores.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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