Manolo Hernández Douen
Faltaban todavía cuatro meses para que se terminase la temporada, pero el 29 de mayo del 2010 fue una fecha crucial en el destino del Oeste de la Liga Americana.
Con su bateo productivo, Kendry Morales incrementará considerablemente las posibilidades de la novena de Anaheim (Foto Los Angeles Angels) |
Ese día, lo que era una fiesta para los Angelinos de Los Angeles se convirtió en una de las pesadillas más grandes de la historia de la franquicia basada en Anaheim.
Mientras llegaba felizmente al plato para celebrar con sus compañeros, segundos después de decidir frente a los Marineros de Seattle con un cuadrangular con la casa llena, el cubano Kendry Morales se lesionó la parte baja de la pierna izquierda de tal manera que se perdió el resto de la temporada.
Y la novena dirigida por Mike Scioscia no volvió a ser la misma.
Aunque pudieron mantenerse en la pelea hasta bien entrado el mes de septiembre, los Angels fueron apenas la sombra del equipo que predominó en el Oeste del Joven Circuito en la década inicial del Siglo XXI y no pudieron superar el parámetro de los .500 por primera vez desde el 2003.
Pero Morales volverá con renovados bríos en el 2011 y su impacto será tan grande para los aureolados como lo pudo haber sido la contratación de un poderoso agente libre.
Su retorno es una de las razones principales del porqué los Angelinos van a ser de nuevo un hueso duro de roer en la División dominada por los Rangers de Texas en el 2010.
A los muchachos de Anaheim les hace falta todavía un bateador de alto calibre para el turno del designado – el posible retorno del dominicano Vladimir Guerrero sería una adquisición enorme-, pero ciertamente le van a dar le bienvenida a la enorme producción de Morales en el centro de la alineación.
La temporada del 2009 y los dos primeros meses del 2010 son un claro indicativo de lo que aporta el nativo de la Perla de las Antillas al equipo que tiene su hogar en el parque de la “A” gigantesca.
El bateador ambidextro esperó por mucho tiempo por la oportunidad de probar que sí puede ser de valía a un equipo de las Grandes Ligas y respondió con creces cuando la recibió.
En su primera temporada completa como inicialista titular, Morales promedió .306, con 34 cuadrangulares y 108 carreras impulsadas en el 2009.
Para ese momento, el gerente general de la novena, Tony Reagins, se frotaba las manos de la pura satisfacción porque meses antes había vaticinado que Morales tenía la capacidad para lograr semejantes estadísticas en las Grandes Ligas.
De hecho, Reagins creyó tanto en el potencial de Morales que se la jugó contra viento y marea con el cubano al dejar irse como agente libre al estelar Mark Teixeira.
“Sabíamos que teníamos una posibilidad de canjear a Casey [Kotchman] y posteriormente perder a [Mark] Teixeira como agente libre”, manifestó Reagins en aquella ocasión al preguntársele sobre el futuro de Morales en las Grandes Ligas. “Pensábamos que teníamos una buena alternativa en Kendry y él ha respondido como esperábamos que lo hiciera”.
A la postre, Morales no solamente disipó cualquier duda de que podía heredar exitosamente el puesto dejado vacante por Teixeira al firmar por ocho temporadas y $180 millones con los Yankees de Nueva York, sino que guió a su tercera corona divisional consecutiva a los Angelinos, que sumaron 97 victorias y conquistaron el Oeste por 10 juegos de ventaja sobre los Rangers.
Por si acaso se podía plantear cualquier interrogante de que el hombre que consumió sus primeros 197 turnos en las Grandes Ligas en el 2006 sería capaz de repetir su faena, el cubano demolía el pitcheo de la Liga Americana con 11 jonrones y 39 impulsadas en sus primeros 51 juegos para el momento de lesionarse, es decir que iba rumbo a lo que pudo haber sido una mejor temporada que la del 2009.
Con sus actuaciones consagratorias, ha demostrado que es capaz de ejecutar los ajustes necesarios en las Grandes Ligas, nivel en el que los lanzadores contrarios suelen afincarse en los puntos débiles de un bateador hasta hacerle la vida imposible en el plato.
Tal vez no arranque a todo vapor en el 2011, porque posiblemente le pegará el hecho de que se perdió más de media temporada, pero va a tener como aliada la misma tenacidad que le permitió ser un bateador temible desde sus comienzos brillantes en la pelota cubana, ese temple de acero que lo ayudó a superar el golpe sufrido por ocho escapes infructuosos hasta lograr su camino a la libertad.
Y no hay ninguna duda de que un artillero de su calibre incrementa la calidad de toda la alineación porque los serpentineros ya no podrán lanzar alrededor de veteranos de la talla de Torii Hunter y el venezolano Bob Abreu.
De paso, Mike Napoli, uno de los ocho peloteros que adoptaron el uso del mascotín para tratar de llenar el enorme hueco dejado por Morales en la inicial, podrá concentrarse mejor en sus labores cotidianas como receptor y eso incidirá ostensiblemente en su aporte a la ofensiva.
Los Angelinos todavía tienen unas cuantas dudas por despejar con miras al 2011.
El venezolano Alberto Callaspo, adquirido en julio pasado en un canje con los Reales de Kansas City, puede ayudar a solventar una de ellas si se queda con el puesto de tercera base titular y la firma de un bateador designado de respeto como Guerrero contribuiría a moldear una alineación formidable.
Nadie puede cuestionar la capacidad de una rotación conformada por Jered Weaver, Dan Haren, el dominicano Ervin Santana, el boricua Joel Piñeiro y el zurdo Scott Kazmir, aunque el cuerpo de relevistas necesitará probar que puede aguantar consistentemente las ventajas que les brinde ese quinteto.
Una cosa es contundentemente cierta, empero: el retorno de Morales convertirá de nuevo a esta franquicia que cumple medio siglo en un hueso duro de roer en una División que se plantea bien difícil por la impactante presencia de los Rangers y el progreso a la ofensiva de unos Atléticos de Oakland que tienen el mejor pitcheo de la Liga Americana.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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