Manolo Hernández Douen
Para muchos entendidos, el actual mercado beisbolero iba a ser poco atractivo. Un famoso gerente general se refirió al grupo disponible en cierto renglón como “no muy sexy”.
A lo mejor no repicaron las campanas en la antesala de la libre agencia del 2010 como lo hicieron en el preámbulo de hace un par de años, cuando los Yankees de Nueva York abrieron sus amplias alforjas al gastarse más de $420 millones en un racimo de peloteros.
Adrián González, siempre agradecido por su experiencia en la pelota mexicana, ha sido protagonista impactante del sabroso actual mercado invernal (Foto Venados de Mazatlán). |
Pero una cosa es cierta: ha sido una etapa bien interesante y sobre todas las cosas hasta sorprendente.
Al aproximarse la Navidad, unos cuantos equipos ya se habían convertido de la noche a la mañana en trabucos, otros se transformaron en contendores y varios peloteros impactaron al ser parte tanto de transacciones como de pactos inesperados.
Lo sabroso ha sido que la firma de agentes libres ha sido condimentada con suculentos canjes que han hecho bien atractivo el platillo para la fanaticada del mundo del diamante.
El trueque más significativo ha sido el realizado entre los Medias Rojas y los Padres de San Diego porque estuvo involucrado uno de los ligamayoristas más famosos y fue parte de los movimientos agresivos que convierten de una vez a Boston en carta firme para volver a la Serie Mundial.
Adrián González, pelotero súper completo por su defensa hermética en la primera base y su bateo oportuno, tanto para elevar su promedio como para sacudir batazos kilométricos y sobre todo impulsar carreras, fue el apetecido manjar asegurado por los Medias Rojas.
No conformes con adquirir al tremendo bateador zurdo mexicano, los patirrojos abrieron de par en par su chequera para firmar al veloz jardinero Carl Crawford a un contrato por siete temporadas y $142 millones, y de paso robustecieron su bullpen con el experimentado relevista Dan Wheeler.
Extraoficialmente, los Medias Rojas van a sumar de un momento a otro una pieza fabulosa a su cuerpo de relevistas con la firma de Bobby Jenks, ex veloz cerrador de los Medias Blancas de Chicago.
Obviamente, aquellas firmas casi simultáneas de los abridores CC Sabathia y A.J. Burnett, y del inicialista Mark Teixeira en el invierno del 2008 dejaron estupefactos a tirios y troyanos, pero los Medias Rojas escribieron una página clave con miras a su meta obvia de sumar otro trofeo a los dos títulos de Serie Mundial conquistados en la década pasada.
Obviamente, aquellas firmas casi simultáneas de los abridores CC Sabathia y A.J. Burnett, y del inicialista Mark Teixeira en el invierno del 2008 dejaron estupefactos a tirios y troyanos, pero los Medias Rojas escribieron una página clave con miras a su meta obvia de sumar otro trofeo a los dos títulos de Serie Mundial conquistados en la década pasada.
Ya que se trae a colación lo largo del contrato de Crawford es importante subrayar lo impactante y a la vez sorpresivo del acuerdo del jardinero Jayson Werth por siete años y $126 millones con los Nacionales de Washington.
Primero que nada, nadie esperaba que de esta era de contratos relativamente más cortos iban a salir negociaciones de tan largo alcance como los de Crawford y Werth.
Por encima de todo, el hecho de que Werth se fuera a un conjunto que no ha terminado sobre los .500 desde que era conocido como Expos de Montreal en el 2003 dejó boquiabierto a todo el mundo.
Siete ha sido un número favorito de los magnates en la libre agencia del 2010 desde el momento en el que un famoso jugador que no estaba en el mercado, como lo es el grandioso shortstop de los Rockies de Colorado, Troy Tulowitzki, recibió una extensión contractual por siete años y $132 millones.
Si se trata de sorpresas, ¿qué tal las que dieron los Filis de Filadelfia y los Cerveceros de Milwaukee al echarle mano a dos serpentineros bien valiosos que aparecían como presas fáciles de los Yankees, que usualmente se llevan lo que quieren, cueste lo que cueste, a fuerza de billetazos?
Esos lanzadores son, por supuesto, dos ganadores del Premio Cy Young de la Liga Americana de la calidad de Cliff Lee y Zack Greinke. Los dos se llevan sus placas a la Nacional.
Se daba por descontado que los Bombarderos del Bronx iban a deslumbrar a Lee al ofrecerle villas y castillos, y que si no se mudaba a La Gran Manzana pudo ser por la preferencia de quedarse con los Rangers de Texas, a los que contribuyó a llevar a la primera Serie Mundial de la historia de dicha franquicia.
Ni lo uno, ni lo otro. A la postre, Lee optó por retornar a los Filis, el equipo al que ayudó a ir al Clásico de Octubre del 2009, por cinco temporadas y $120 millones, menos dinero del que le pusieron a su disposición tanto los Yankees como los Rangers.
En Filadelfia, Lee va a integrar con Roy Halladay, Roy Oswalt y Cole Hamels una de las mejores rotaciones de la historia de la meca de la pelota, con octubre en la mira por supuesto.
Por si fuera poco, Greinke también dejó a todo el mundo con los ojos claros y sin vista.
Por si fuera poco, Greinke también dejó a todo el mundo con los ojos claros y sin vista.
Pregonaban que Greinke iba a unirse a Sabathia para confeccionar una de las combinaciones más relevante del Béisbol de Lujo, pero el derecho de los Reales fue a parar a los Cerveceros en un canje en el que estuvieron envueltos varios peloteros, entre ellos el cubano Yuniesky Betancourt y su colega, el veloz venezolano Alcides Escobar, nuevos paracortos de Milwaukee y Kansas City, respectivamente.
Ese canje de Greinke a los Cerveceros, que ya contaban como abridor de cabecera con la gran promesa mexicana convertida en realidad Yovani Gallardo, moldea una nueva fisonomía para un equipo que tenía la fama de anotar siete u ocho carreras por juego, pero aún así de quedarse con las tablas en la cabeza a la hora de pelear por el Centro de la Liga Nacional.
No muy lejos de Milwaukee, dos equipos del Centro, pero de la Liga Americana, tiraban la casa por la ventana poniendo toneladas de dólares en las cuentas bancarias de varios peloteros de alto calibre con tal de armarse hasta los dientes.
Los Tigres de Detroit comenzaron por asegurar al dominicano Jhonny Peralta, quien retornará como campo corto luego de unas “vacaciones” en la esquina caliente y al tercera base Brandon Inge, y luego sumaron al relevista quisqueyano Joaquín Benoit, al receptor venezolano Víctor Martínez y a su paisano Magglio Ordóñez –jardinero agente libre de los propios felinos-, en base a cinco pactos multianuales que redondean unos $100 millones.
Sus archirrivales Medias Blancas no se quedaron con los brazos cruzados al echarle mano a uno de los bates más codiciados de la libre agencia, Adam Dunn, por cuatro temporadas y $56 millones y retener tanto al poderoso inicialista Paul Konerko como el receptor A.J. Pyerzinski. Su bullpen ha mejorado con la incorporación del experimentado Jesse Crain.
Ya que se escribe de Benoit, valga apuntar que su pacto por tres años y $16.5 millones abrió los grifos para un excelente mercado relacionado con los relevistas intermedios del cual también se beneficiaron Matt Guerrier al asegurar $12 millones por tres temporadas con los Dodgers de Los Angeles y Crain al estampar su rúbrica en un contrato por tres justas y $13 millones con los patiblancos.
Mientras los más ricos se gastaban el dinero a manos llenas, los menos opulentos observaban los toros desde la barrera como el caso de los Rays de Tampa Bay que vieron irse a baluartes como Crawford, el primera base dominicano Carlos Peña -$10 millones por una temporada con los Cachorros de Chicago- y el relevista Wheeler, y que de un momento a otro también pudieran perder al taponero quisqueyano Rafael Soriano.
Curiosamente, los Yankees, usualmente los protagonistas de la libre agencia, se quedaban en un rol pasivo, si es que acaso se puede denominar de esta manera una etapa en la que se gastaron $80 millones para retener instituciones de la talla de los futuros integrantes del Salón de la Fama Derek Jeter y el panameño Mariano Rivera, shortstop y cerrador, respectivamente.
A lo mejor se destapan de un momento a otro los Mulos con alguna transacción o firma de tal magnitud que hasta derribe los cuadros de las paredes.
Después de todo, para el momento de publicarse esta columna todavía quedaban en el tapete agentes libres de calibre como Soriano, el tercera base dominicano Adrián Beltré y el abridor Carl Pavano.
Y así se ha ido desarrollando una etapa 2010-2011 mucho más interesante de lo imaginable.
Nada malo para ser un paréntesis invernal supuestamente “flojo”.
Hasta pronto, le deseamos una Feliz Navidad a usted y a toda su familia y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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