Manolo Hernández Douen
El relevista zurdo de poder es un tesoro de gran valor
en el Béisbol de Lujo.
Y si tiene la capacidad para dominar a izquierdos y
derechos, mejor todavía.
José Alvarado,
promesa venezolana de la lomita que cada día da pasos en firme como relevista
de altos quilates. (Foto: cortesía de Will Vragovic / Tampa
Bay Rays).
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José Alvarado todavía está en proceso de aprendizaje,
pero ya es admirado como una joven promesa con un mundo por delante.
“Tiene un brillante futuro, no hay ninguna duda de
eso”, elogió el dirigente de los Rays de Tampa Bay, Kevin Cash, del nativo de
Maracaibo, capital del estado Zulia, al occidente de Venezuela, a una pregunta
de Béisbol por Gotas. “Usted no ve muchos zurdos que tengan el poder de tirar
rectas de 98 a 100 millas por hora”.
Subido al equipo floridano en 2017, Alvarado hizo 35
apariciones ese año para la novena de Cash y no permitió carrera alguna en sus
14 apariciones finales.
La velocidad de Alvarado, registrada a un tope de 100.9
millas por hora de acuerdo a Statcast,
fue entonces la máxima para un lanzador de los Rays desde que el dominicano
Fernando Rodney tiró una píldora a 101.1 mph en 2013.
Con la juventud como aliado, Alvarado debutó en las
Mayores a sus 21 años y 347 días, el cuarto más joven en subirse a la lomita en
la historia de esa franquicia.
“Le doy a José mucho crédito por los pasos que ha dado
en el pasado año”, comentó Cash. “No podía encontrar la zona de strike y cuando
lo hacía era bateado. Lanza ahora con una tonelada de confianza. Le gusta estar
en situaciones [difíciles]”.
La esperanza zuliana ya ha comenzado a impresionar a
sus rivales.
“Es buen pitcher, capaz de retirar tanto a los
derechos como a los zurdos”, analizó el piloto de los Atléticos de Oakland, Bob
Melvin. “Es uno de esos tipos que parece que suelta la bola muy cerca del
bateador.
“Lo tienen para sacar outs a los zurdos, pero no temen
usarlo contra los derechos y los números indican que puede hacer eso”,
complementó Melvin.
El experimentado relevista marabino de los Atléticos,
Yusmeiro Petit, se cuenta entre los admiradores de Alvarado, su compañero de
equipo en el escuadrón de Venezuela que intervino en el Clásico Mundial
reciente.
“Le veo un futuro muy prometedor”, opinó Petit de
Alvarado para los lectores de este hogar beisbolero. “No se conforma, le gusta
seguir aprendiendo. Se le ve que quiere seguir para adelante en busca de sus
sueños”.
Ganador del juego en el cual Venezuela derrotó a
Italia en Guadalajara en partido de desempate para avanzar a la segunda ronda
del Clásico de 2017, Alvarado considera que aprendió mucho tanto en ese evento
como con los Tiburones de La Guaira en su patria.
“Maduré como persona, como pelotero y llegué aquí a
hacer mi trabajo”, expresó Alvarado. “He aprendido a escuchar. Son muchas las
personas que me han ayudado. Soy joven, un muchacho como quien dice.
Obviamente, Alvarado dista mucho de ser el “producto
final” que tanto esperan los Rays, pero su progreso se nota.
“Este año estoy más enfocado”, enfatizó Alvarado, de
Bobures, pueblo del otrora velocista olímpico Arquímedes Herrera, grande entre
los grandes del deporte venezolano.
“Mi mentalidad es poner la bola en juego, porque tengo
ocho jugadores detrás de mi”, definió Alvarado. “Trato de salir lo más rápido
de cualquier situación”.
Cualquiera se pudiera imaginar que es solamente un
lanzallamas, pero Alvarado trabaja en pulir otros envíos, con ayuda de los
instructores de Tampa Bay, que le convierten en un zurdo mucho más difícil de
descifrar.
“Ya no es [sólo] recta de cuatro costuras, sino una de
dos costuras [sinker], un pitcheo que me ha sacado de muchos apuros, cada vez
que lo uso me da buenos resultados”, puntualizó Alvarado.
“Tiro también el ‘cutter’, que muchos piensan que es
slider”, agregó el venezolano. “A veces lo combino con la curva. He sabido
mezclar mis pitcheos”.
Muchos lanzadores jóvenes son pulidos por los Rays y
luego se hacen famosos con otros equipos. Quizás le pase eso algún día a
Alvarado, pero por lo pronto, casi debajo del radar, se da a conocer como
diamante en bruto.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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